¡Menéalo que se empegota!...

Con el mismo baile de la caraqueña...

Se habla de los deficientes productores de programas de televisión, que tienen años repitiendo el mismo esquema iterativo (no interactivo) de siempre.
De los que anuncian “cambios” y “renovaciones”, y solo vienen con nueva escenografía y línea gráfica, pero con un contenido de más de lo mismo.

Despreocupados , confiados en que cuentan con una teleaudiencia adocenada y cautiva, no hacen el menor esfuerzo por variar el menú, como ya hemos dicho la enésima vez.

Pero, hay un aspecto que se soslaya, que se pasa por alto, y que debería ser tema de enfoque de una crítica con criterio, y deseos de que en nuestra televisión se hagan cosas mejores.

Es el de las bailarinas, o “cuerpos de baile” que tienen muchos programas llamados “musicales” y “de variedades”, aunque de variedad no tengan nada. Las mismas rutinas de baile, los mismos “piquetes”, como si estuvieran haciendo un trabajo para descerebrados que no reparan en detalles.

Creen que con cambiarle los pantaloncitos o los bikinis a las muchachas ya están haciendo algo nuevo, y no es así.

Y es aburrido "chuparse" los bailecitos de mujeres con la cara de “chuflay”, tratando de darle a uno la misma medicina sin ni siquiera dorar la píldora.

Peores son los programas, que se  se consideran “premiun”, pero que tienen a la teleaudiencia cansada  con la misma zoquetá.

Pero, nunca van a romper ese esquema, si todos los años los nominan y los premian.

La mayoría de cronistas de arte  hace tiempo  están montados en la carreta del facilismo, desde la cual  pregonan premios, en muchos casos innecesarios e inmerecidos, como si anduvieran en una guaguita anunciadora de las de Martifono.