viernes, 20 de mayo de 2016

De dónde salió tanta bravura...
Frase de moda: A mí hay que matarme. No ombe
Sería bueno averiguar, o mejor saber, de dónde han salido tantos guapos después de las elecciones, y ahora que se cuentan votos y deberá declararse un ganador.

El “a mí hay que matarme” se oye con una insistencia que preocupa, y no se entiende ese ánimo de lucha decidida, puesto que se recuerde, lo que hubo el pasado domingo fue un torneo cívico.

Aunque se ha dicho que la política es la guerra por otros medios, la verdad es que se recurre a la política para no tener que usar la guerra.

No se puede negar el derecho de ningún candidato a defender su causa de la manera que considere más adecuada, pero nunca llevándola a extremos de muerte.

Incluso, una inquietud del camino. Se conoce la potencial víctima, fulano de tal, pero ¿quién sería el victimario? ¿El candidato contrario o la Junta?

Dios no lo sabe, pero en la tierra hay que oír cosas. La de “a mí hay que matarme” es una, y no sólo por la insolencia, sino por la irreverencia.

Nadie puede disponer de su vida, y menos porque gane o pierde unas elecciones. A esos guapos que pretenden meter miedo con su propia muerte, habría que recordarle el Sermón: “Bienaventurados los mansos…”(De buena Tinta-Diario Libre)

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