El anfiteatro de La Voz Dominicana

El anfiteatro de La Voz Dominicana frente al edificio de la planta radiotelevisora operaba como cine al aire libre y fue escenario de grandes eventos y espectáculos  que se transmitían por radio y televisión en los años 50's. 

Sobre todo el programa "Buscando Estrellas", patrocinado por Menta Ekla,  "agradable al paladar", Sudorina Estrella Azul, "que el mal olor elimina", Ron Carta Real, y "para un Carta Real siempre alcanza". Manténgase fuerte y sano, con Espaguetti Milano. Polanco Radio, Casa Melitón, y "Melitón vende siempre barato". Jabón Kínder, Leche condensada Nestlé. Pasta de dientes Colgate, La Maravilla de Dindo, la Casa Vitienes, "la que más barato vende". 

Los participantes en "Buscando Estrellas", por donde pasó Johnny Ventura en sus inicios, recibían como regalo una funda conteniendo todos esos productos, y que con toda su gracia anunciaba Pildorín y los locutores de voz omblifónica de la época. 

Pildorín

En la tarde proyectaban películas  blanco y negro en el matinee, como las series con episodios de Flash Gordon,  y en Semana Santa "La Pasión de Cristo" o " La Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo", que cuando se cortaba el rollo y se detenía la proyección, la gente le voceaba ladrón al operador y golpeaba las butacas en señal de protesta, pues decían que era para robarse pedazos de la película y terminarla temprano.


De igual manera por su escenario desfilaban muchos de los artistas que venían a la Semana Aniversaria de La Voz Dominicana. 

En el interior del edificio de la radiotelevisora había otro cine, con aire acondicionado, lo que se tenía como una exclusividad. Los locales con aire acondicionado en esa época  hasta anunciaban que tenían esa comodidad en letreros de neón en su exterior. 

Se trataba de un local muy completo, pues había un night club  muy lujoso donde se presentaban grandes artistas y era frecuentaba por la gente de la alta sociedad. 

De esa entidad dependían más de diez agrupaciones musicales, como también acogía trios, cantantes solistas, cuerpos de baile, actores que hacían dramatizaciones, radionovelas, y a nivel clásico se montaban hasta operas, como La Traviata  de Giuseppe Verdi, y Cavalleria Rusticana, de Pietro Mascagni. 

Fue una época de verdadero esplendor  en que La Voz Dominicana se proyectó como una de las más grandes estaciones de radio y televisión de toda América Latina.