jueves, 4 de mayo de 2017

ARTE NACIONAL

La Gotera de Juana
El Gran Teatro del Cibao es una réplica del Teatro Nacional de la capital, pues se construyó con los mismos planos, del recordado arquitecto Teófilo Carbonell, a quien conocí en Manizales, Colombia, en el 1968, mientras participaba en el Segundo Festival de Teatro Universitario con el Teatro Universitario de la UASD.

Carbonell viajó a Colombia para observar el Teatro Los Fundadores, de Manizales,  como parte de un recorrido por diversos teatros del mundo, para la construcción del Teatro Nacional dominicano.

En agosto del 1973 se inauguró el Teatro Nacional, y en el 1995 su réplica en Santiago. Los dos por iniciativa del presidente Joaquin Balaguer.

Una especie de padre e hijo que han contribuido al desarrollo de las artes escénicas en el país, confiriéndole a la capital y a Santiago la disponibilidad de salas comparables a las de cualquier nación desarrollada del mundo.

Pero hay un detalle “genético”, que el padre por lo visto le ha transferido al hijo.

¿Recuerdan las filtraciones que había en el Teatro Nacional que obligaban a colocar lonas para protegerlo de las goteras que caían sobre el escenario?

La misma situación se está dando en el Gran Teatro Cibao, donde el sábado presenciamos un concierto de El Torito, con la gente en la sala abriendo paraguas para no mojarse bajo techo, lo cual fue reseñado en este mismo periódico.

¡Eso no puede ser! Y hay que corregirlo, como se hizo con las “goteras de Juana” que caían en el Teatro Nacional en la capital.

¡Y que no venga nadie con el argumento fatídico de que “eso no es necesario”, y que cualquier inversión para corregir esas deficiencias, se debe destinar a las casas de los pobres afectadas por las inundaciones.

Este país cuenta con recursos para arreglar eso ¡y mas!…No sigan discriminando las artes diciendo que no son necesarias, y que hay otras 
“prioridades”.

1 comentario:

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NIURKA BAEZ,
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