Joseph Cáceres

JUECES AMERICAN IDOL

Que nadie es imprescindible?

Por Orlando Holguín

JUECES

En el ámbito laboral, siempre hemos escuchado la aseveración “nadie es imprescindible”. Creer que esta frase es una verdad inexorable ha llevado al fracaso a más de una empresa  o proyecto. ¿Eran John Lennon y Paul McCartney, imprescindibles para el éxito de los Beatles? Claro que sí, pues fueron el cerebro de esta agrupación. Ringo Starr y George Harrison tenían talento, pero jamás podrían igualarse a Lennon y McCartney. Podemos poner otro caso, pero yéndonos al terreno deportivo. ¿Era imprescindible para los Bulls de Chicago Michael Jordan? La respuesta se la dejamos a ustedes mismos. Los genios, amigos, nacen cada cincuenta o cada cien años.

Hay personas que sí son indispensables. Si no es así, vaya alguien y dígales a los ejecutivos de NBC que Jay Leno no es imprescindible en The Tonight Show. Luego que David Letterman le “comiera los caramelos” a Conan O’brien, quien sustituyó a Leno durante nueve meses, NBC tuvo que rogar a Leno que regresara al programa, pues CBS y Letterman le estaba dando en la madre. Otro caso que podemos mencionar es el de Chespirito. Quizás éste pensó que Don Ramón, Quico y la Chilindrina no eran necesarios, pero luego de la salida de estos los programas comenzaron a mermar. Es cierto que las series de Roberto Gómez Bolaños habían llegado al tope y empezaban a descender, pero la falta de este trío de talentosos actores aceleró su caída.

Traemos a colación el comentario, debido a lo que está pasando con los actuales jueces de American Idol, el más famoso y rentable talent show de todos los tiempos, superado en audiencia por muy pocas entregas (como por ejemplo  el Super Bowl y quizás una que otra transmisión deportiva). Sin duda que los jueces que mejor papel han desempeñado en American Idol han sido Paula Abdul, Randy Jackson (este Randy no tiene nada que ver con el hermano de Michael Jackson que se llama igual) y el mejor, pero a la vez el malo de la película, el a veces odiado Simon Cowell. Paula y Simon ya no están en el programa. La primera lo abandonó porque no llegó a un acuerdo con Fox y Simon por su parte entendió que podía sacar más provechos económicos en  proyectos propios, entre ellos The X Factor, que arranca en el 2011.

JAY LENO

Ahora bien, ¿dónde radicaba el éxito de la fórmula Paula-Randy-Simon? Paula Abdul, quien se dio a conocer como una de las mejores coreógrafas del espectáculo en Estados Unidos, no tiene la voz de una Aretha Franklin, o de una Bette Midler, más es una cantante aceptable, y que conoce el negocio de la música popular. Randy Jackson, aunque no era tan conocido antes de ser juez de American Idol, es músico y productor musical y ha trabajado nada más y menos que al lado de Bob Dylan, Billy Joel, Aretha Franklin, George Michael, Celine Dion, Mariah Carey y Madonna, entre otros pertenecientes a la crema y nata de la música en el habla inglesa. Ni hablar de Simon Cowell, el único del trío que no es cantante, pero en cuanto a producción, visión y conocimiento del negocio, los otros dos le cargan la maleta. Simon llegó a ser la figura mejor pagada de la televisión norteamericana, y American Idol ofreció “la paca” de cuartos, pero el hombre decidió irse.  

Si las personas en determinadas actividades no fueran imprescindibles quizás  Fox no anduviera dando tumbos en busca de jueces que garanticen a la audiencia el show y la química (divergencias aparte) que conformaban Abdul, Randy  y Simon. Incluso han conversado con Jennifer López, pero no llegaron a un acuerdo, y ella tanto es aceptada como rechazada por el público norteamericano.

Ahora bien, ¿por qué tantos vaivenes en la conformación de los nuevos jueces de American Idol?  ¿Por qué se hace tan difícil conformar el jurado adecuado? Porque allá ocurre  todo lo contrario de lo que pasa por los predios de nuestra Res-pública.  Aquí la poca capacidad de un jurado seleccionado para este tipo de concurso importa un bledo, y por eso escogen a cualquier persona del medio farandulero, ya sea un cronista de marras, un actor, una actriz, un (dizque) experto en modas, un presentador o un comediante.  Es más, son capaces de colocar en la mesa del jurado a uno que desafine en el canto. Entonces usted se maravilla al escucharlos hablar de tesitura, de modulación, de tonos, de matices, de fraseos, como si fueran egresados de una escuela de canto dirigida por El Gran Caruso.

En fin, y para finalizar, si usted es un eslabón perdido en cualquier empresa o proyecto, y de pronto lo mandan “pal carajo”, olvídese, que no pasa nada. Si a usted lo sacan o abandona el proyecto y el show continúa o mejora, usted no era imprescindible. Ahora bien, con los ejemplos que hemos puesto (Simon Cowell, Paula Abdul, Jay Leno, Jordan, Ramón Valdez, etc.) se demuestra que la frase “nadie es imprescindible” es una aseveración en ciertos casos refutable.  Muchos proyectos se han desvanecido cuando, por una razón u otra, salen de ellos la o las personas que sí eran necesarias para el éxito de los mismos. ¿Qué es lo que hay que hacer para ser tomado en cuenta? Ser auténtico, prepararse, actuar con responsabilidad, ser un verdadero profesional y dar  lo mejor de sí, pues la mujer y el hombre promedios no son indispensables ni para ocupar el cargo de barrendero de aceras que los encumbrados alcaldes y síndicos ofrecen cuando están en campaña.