sábado, 18 de diciembre de 2010

DESPUES DE SEMBRAR BATEADORES CON SUS PONCHES DESDE LA LOMITA

   
A Pedro Martínez le encanta sembrar guandules en su finca
Por Orlando Holguín
Ke Colmado se caracteriza por llevar invitados de grandes ligas, pero esta vez tuvimos uno de grandes ligas literalmente hablando.
Nos visitó Pedro Martínez, quien, como muchos otros invitados (entre ellos Joseph Cáceres), se llevó la sorpresa de la chercha y la forma jocosa cómo hacemos las entrevistas en nuestro espacio.
A Pedro le advertimos que no íbamos a hablarle de numeritos, ni de Cooperstown, ni de su posible retiro (aunque son temas inevitables), sino de las cosas triviales y curiosas que ocurren en el juego y en la vida de los peloteros.
Al preguntarle si un jugador, luego de terminar su jornada a las once de la noche de un viernes, y con juego a la una de la tarde del sábado, podía irse a beber a una discoteca como quien no quiere la cosa, nos dijo que no, que no era prudente para nada.
Sin embargo, nos mencionó el caso de David Wells, que se dice que tiró un no hitter borracho, aunque él (Pedro) dudaba que fuera cierto lo del “jumo” total. Nos dijo que lo que más detesta de su profesión son lo viajes en avión, que no es vida vivir por unos siete meses arreglando una maleta casi a diario, yendo de un estado a otro.
Dio cuenta de que el asunto de los impuestos es un verdadero dolor de cabeza y que el estado más caro para un pelotero es California, en donde les dan en la madre.
Al preguntarle si había habido algún acercamiento con Don Zimmer, el ancianito al cual se vio obligado a tirar en el piso para no darle un mal golpe, nos dijo que sí, que incluso la familia del longevo ex manager de Grandes Ligas, así como sus compañeros, estuvieron de acuerdo en que en aquel encontronazo entre Yankees y Boston, Zimmer fue demasiado lejos.
En cuanto al asunto de golpear a los contrarios, dijo sin ningún tapujo que él era uno de los más temido, pero también que nunca golpeó a nadie porque le diera un jonrón o lo acabara en un partido bateándole libremente, que para él quien le ganó le ganó y punto, pero que sí existen ocasiones en que hay que “cepillar” o golpear a un contrario.
Nos contó que en una ocasión, en un juego entre Boston y Cleveland, alguien golpeó a José Oferman. El juego lo ganaba Pedro dos por cero, y que Oferman le aconsejó que dejara eso así, pero él le respondió que no, que ese golpe iba. Se iba a enfrentar en esa entrada  a Roberto Alomar, Jim Thome y Manny Ramírez.
Era un lío, dice Pedro, pues si le pegaba a Alomar, éste era su amigo y latino igual que él, si le pegaba a Jim Thome, iban a decir que le pegó al gringo y mucho menos le podía dar a su compatriota y amigo Manny Ramírez.
Al Final tuvo que decidirse por Alomar. Luego del juego hablaron, y el boricua lo felicitó y le dijo que eso estuvo bien, que así deberían hacer sus compañeros de equipo, defender a los suyos. Le dijo que le había pegado, pero que por lo menos lo hizo dándole en las nalgas, donde el pelotazo se siente menos.
Conversamos sobre las cábalas de los peloteros, señalando a Raúl Mondesí como uno de los más chivos, capaz de devolverse si pisaba en un lugar que no debía pisar (por ejemplo la raya blanca) y volver a recorrer el camino. También charlamos sobre las bromas en los camerinos, de cómo cobran los peloteros sus sueldos, y al tocar este tema, Santica, La Vecina de Ke Colmado, le voceó que si los peloteros no hacen como algunos empleados criollos, que venden el sueldo antes de cobrarlo.
No dejamos pasar por alto el trabajo de su fundación y de la labor que realiza para los niños. Dijo que le gusta ayudar a los pequeños porque en una ocasión, por falta de 420 pesos, él no pudo asistir a una competencia de beisbol, y eso lo marcó para siempre.
Cómo ha jugado para cinco equipos, le preguntamos con cuál uniforme prefería ingresar al Salón de la Fama, y nos contestó que con Boston, por ser el equipo donde más saboreó el éxito. 
Finalmente, Pedro también nos habló de cómo se está acostumbrando a vivir sin la presión que exige el ser un grandes ligas, dice que se está divirtiendo bastante y que para él significa mucho poder ir a sembrar guandules a la finca en compañía de su madre.
En fin (anuncios incluidos), transcurrieron unos setenta minutos de diversión y cofradía con un hombre que, a pesar de todo el dinero y la fama que posee, mantiene su humildad inmaculada. Incluso luego de la entrevista estuvo conversando, riendo y cherchando con los muchachos de Cinevisión.
Cuando llegó la hora de despedir el programa, dijo que no quería irse del colmado, porque la había pasado muy bien. Ése es Pedro Martínez, un hombre que ha sido bendecido por Dios y que no olvida sus raíces.

6 comentarios:

  1. Te falto preguntarle cual es el lío entre Pedro y Franklin Mirabal.

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  2. estos es humildad con carisma aprende no como la humilda gue dice sergio baba vargas

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  3. eso si es humiladad , por eso lo queremos a pedro el grande, no como es baboso de sammy haciendo cumpleanos e invitando a donald trump , vaya usted a ver. EL VAQUERO

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  4. PEDRO MARTINEZ NO TIENE NINGUN COMPLEJO,POR ESO ES SIMPLEMENTE PEDRO MARTINEZ,EL UNICO!

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