Joseph Cáceres

A Niní Cáffaro le conocemos desde "La Hora del Moro" de Rafael Solano y luego por su éxito en el Festival de la Canción donde ganó "Por Amor". 
Seguimos sus pasos como director de Malarilogía, en la avenida Duarte. Su momento de mayor esplendor, cuando era el único cantante solista criollo conocido a nivel internacional, sobre todo en los mercados de Nueva York y Puerto Rico, a donde viajaba con frecuencia a realizar presentaciones.
Ese Niní, que luego fue la figura de las mejores relaciones públicas que tuvo la Cervecería Nacional Dominicana, sin conflictos, con buen manejo de los problemas, hoy día es el director artístico de El Teatro Nacional, nombrado por Leonel Fernández y ratificado por Danilo Medina.
Lo quisieron estigmatizar, porque siempre se ha creído que al frente de la institución debe estar un gran músico clásico, un teatrista, y no un artista popular, igual a como sucede con José Antonio Rodríguez, un cantautor,  por demás desenfadado, al margen de los esquemas convencionales, porque tiene una "colita", al que algunos critican, porque el patrón convencional exige que usted sea un tipo que anda de saco y corbata, como si fuera un modelo de Christian Dior, sin tomar en cuenta que estamos en el Caribe.
Tanto a Niní, como a José Antonio, Zorro los ha defendido, porque son gente de nuestro entorno, a la que hay que apoyar dondequiera que estén. De lo contrario estaríamos abonando el terreno para que se le siga dando de lado a la gente del arte popular, cuando se puede demostrar capacidad para hacer un buen trabajo.
Ahora bien… hay algo que deseamos plantear al amigo de Niní, luego de exponer nuestro conocimiento sobre su trayectoria y la admiración hacia su persona.
Niní debe cuanto antes impedir que  parqueaderos improvisados, de la calle, sigan operando en los parqueos internos del Teatro Nacional, como está sucediendo en los últimos tiempos
Extrañamente los mismos están teniendo acceso al área haciendo exigencias de que hay que pagar hasta 300 pesos por un vehículo que no han cuidado, con el agravante de que dañan y rayan los carros de quienes no aceptan el chantaje.
Debemos decirle a Niní, que en ese teatro que dirige, inaugurado en el 1973 nunca se ha permitido el acceso de parqueaderos.  Que la seguridad del teatro, en la que ha estado al mando hasta de un coronel, siempre  había mantenido  a los parqueadortes "a raya".
Por qué ahora?.  No queremos pensar que puedan estar operando bajo el sistema del "peaje" que militares han impuesto en todas partes, como por ejemplo en los aeropuertos, donde los "chiquitos" cobran para compartir con los grandes, como bien nos decía Yaqui Núñez, cuando era gobernador del Aeropuerto las Américas. 
De ninguna manera podemos aceptar que en el mandato del amigo Niní se permita el desorden que lo arropa todo.
Y claro, como se trata de militares, "calle boca, compai".
Los parqueaderos que se vayan a la calle, donde siempre han estado. No dentro del área del teatro, imponiendo tarifas, chantajeando, no cuidando, y a veces rayando y dañando costosos vehículos.