LECTURAS DOMINICALES

Jack Veneno, campeón, icono y estratega 

Por Orlando Holguín

La lucha libre tiene muchos  detractores, incluyendo aquellos que, quizás con conocimiento de causa, le niegan la condición de deporte. Esta actividad posee una gran popularidad donde tiene escenario, incluyendo países con habitantes social, cultural y económicamente muy avanzados.

Una consideración sostenida por entendidos en las lindes deportivas, es que la lucha libre como espectáculo no es un deporte, pero aquí cabría una extendida pregunta: ¿Se ha engullido el espectáculo a la destreza y a la mera actividad competitiva, en un ambiente en el que abundan los “campeones”, siempre de acuerdo al modus operandi del propio espectáculo y de unas reglas muy sui generis determinadas e impuestas por sus actores? 

En nuestro país, al pasar el tiempo y consiguiendo dejar de lado, aun de manera intermitente, la mala costumbre del dominicano de echar al zafacón del olvido nuestra rica historia, Jack Veneno y la lucha libre han logrado ocupar algunas páginas, no solo en la remembranzas de un pasado reciente, sino también en otros dos aspectos: El primero se refiere a la presencia e impacto de un espectáculo que adquirió ribetes de entretenimiento de masas; el segundo está relacionado con el éxito de una  empresa que convirtió un show en un programa en la televisión con vigencia y buenos resultados en audiencia por más de dos décadas.   

Además de los topes, de La Manigueta,  de La Polémica, La Manopla, La Dormilona y otros peculiares recursos de cuestionable realismo, Jack Veneno convirtió la lucha libre en una exitosa proeza y ésta lo convirtió a él en un personaje famoso y acaudalado. Si el crédito del éxito de Dominicana de Espectáculos (empresa a la cabeza del show) pertenece a un grupo dirigido por Rafael Antonio Sánchez (Jack Veneno), entonces no hay dudas de que estuvo al frente un hombre del marketing, un estratega de la promoción del espectáculo.

Para las décadas de los 70's y los 80's, los famosos ratings, esos que hoy día tantos dolores de cabeza causan a productores y dueños de programas de televisión, eran medidos por encuestas. Nos atrevemos a asegurar que para la época, la lucha libre, como espacio televisivo, debía aparecer en los primeros lugares en sus dos diferentes horarios de transmisión, pues cabe destacar que en 1970 el programa se transmitía los viernes en horario nocturno y luego, en el decenio de 1980 los sábados a las 12 del mediodía.  

No hay dudas de que Jack Veneno y su espectáculo conectaron con el pueblo, y como prueba está el hecho de que las frases de la lucha libre estaban presentes en el lenguaje llano de la gente. “Destreza, agilidad, coraje, saltos mortales, hombres por los aires, eso es la lucha libre, el deporte que está conmoviendo a las grandes capitales del mundo”; “Todos los caminos conducen al Parque Eugenio María de Hostos”; “Suena la contentosa de Dominicana de Espectáculos”; “Por mi madrecita santísima”; “Relámpago Hernández, El Genio del Mal”, “Llévatelo, Fausto”, “El hijo de doña Tatica”, “Dímelo, Calcaño”, “La gallina, Relámpago Hernández”,  “Jack Veneno, te voy a arrancar la cabeza”, “Jack Veneno, dame un salami”, “Faja contra cabellera”, “Le aplicó La Polémica”. “El campeón de la bolita del mundo”, “Amarilis, échale agua”, “Ahí vienen Los Broncos”, “Llamen la ambulancia”.   Hoy día, algunas de esas frases tiene vigencia en el lenguaje del pueblo llano. 

En nuestro país, muchas personas pertenecientes a la clase media y hasta media alta negaban ser fanáticas de la lucha libre, pero había dos cosas que  las delataban. Primero, la gran cantidad de aficionados que acudía en vehículos (muchos lujosos, en época que no era tan fácil la posesión de un automóvil) al Parque Eugenio María de Hostos y a otros lugares, y segundo, el llenado a toda capacidad en tres ocasiones distintas del Palacio de los Deportes, cuando Jack Veneno se enfrentó al estadounidense Rick Flair. 

El hecho de que el más famoso y cotizado luchador norteamericano de la época viniera a República Dominicana a luchar con Jack Veneno, aparte de que era buen negocio, demostraba que nuestro campeón era reconocido internacionalmente, pues Rick Flair forma parte del cuarteto más famoso de la época moderna de este espectáculo: Andrés El Gigante, Hulk Hogan, el mismo Flair y The Undertaker, sin quitarles mérito a La Roca, John Cena, Macho Man, Jimmy Snuka. Triple H, Eddy Guerrero y otros luchadores.

En otro país, Jack Veneno tuviera por lo menos un reconocimiento en el paseo de las estrellas, de la fama o algo que se le asemeje, pues fue icono, héroe, campeón, empresario, atleta con estirpe de artista y además famoso. En cuanto a su fama, ya quisieran muchas figuras desabridas y grises del arte popular y de los medios de comunicación criollos tener el ángel que en su apogeo tuvo “El Campeón de la Bolita del Mundo”. El fanatismo por Jack Veneno podía llegar al delirio, y al respecto hay una anécdota graciosa que relata lo siguiente. Una señora, de avanzada edad, cuando veía que Jack Veneno, en pleno combate, caía debajo de su contrincante para ser “planchado”, ella invertía su pequeño televisor y realizaba el famoso conteo de tres con la palma de la mano, dando ganador a su ídolo.