Buenas salas de cine

¡Pero aquí no le amarramos chiva a nadie!

No hay duda de que en el país hoy día tenemos  salas de cine que se pueden equiparar con las mejores del mundo, en cuanto a categoría, tecnología y confort..
Unas butacas ejecutivas tan cómodas, que hasta se pueden considerar "un gancho", porque si usted se descuida se duerme recostado en ellas, como cierto amigo, que paga para ir a dormir al cine, y no se despierta ni con los bombazos ni los tiros de las películas de acción.
Ya ningún pajón ni cabezón le impide ver la pantalla, como antes sucedía, debido a la inclinación del piso y a la disposición de las butacas reclinables, dotadas de portavasos.
Sonido con sensurround, pantallas de proyección 2D y 3D con proyectores de alta definición.
En fin, salas de cine espectaculares, algunas dotadas de máquinas dispensadoras de taquillas para no tener que hacer fila, como también la posibilidad de adquirirlas vía internet con antelación desde el hogar, con butacas asignadas, como el Caribbean Cinema de Silver Sun.
El único problema es que usted compra un asiento asignado, y se encuentra con una persona sentada en su butaca,  con tanta gente irrespetuosa y mal educada que aquí tenemos.
Otro detalle. Tradicionalmente el candy bar es uno de los mejores negocios que tienen las salas de cine.
Por un milky-way, un refreso con un vaso lleno de hielo, y una funda de pop-corn "te dan en la madre".
Son cosas que el que va al cine sabe que tiene que pagar su precio. Como cuando usted compra algo en un aeropuerto, que le cobran el doble por cualquier artículo de consumo, lo mismo que si pide un trago en el bar de un hotel de lujo.
El que va a esos lugares debe saber a qué se atiene, y no puede estar  exhibiendo una cultura de miseria, como algunos amigos, que cuando van a Nueva York no quieren comer, porque al calcular el precio en dólar, con el cambio a peso, dicen que aquí es más barato. ¡Bárbaros!.
Lo primero que tiene que hacer el que viaja es olvidarse de los "ripios de pesos" dominicanos. De lo contrario ¡que no viaje!.Tan sencillo como eso.
Pero volviendo al candy-bar del cine, que como hemos dicho es un negociazo, lo que no es correcto es que usted pague por una funda de pop-corn (que no es más que un puñado de maiz de gallinas, pero tostado), y que las cocaleca te salga gomosa y no crujiente, como debe ser.
Es lo peor que te puede suceder... Tú masticando un pop corn como si fuera chicle.¡Y eso sucede en el Palacio del Cine de Blue Mall, y lo deben corregir!.
Lo decimos con su nombre, porque aquí no le amarramos chiva a nadie...
Hasta el chivo nuestro, el de Merengala, anda suelto...