sábado, 14 de agosto de 2010


La hora es la que mata
Por Orlando Holguín

LA REINA ISABEL
Dicen las personas del pueblo que la hora es la que mata. Recordemos el cuento del individuo al que se le avisó que la muerte lo venía a buscar,  y para confundir a “comai muerte’’ (como mi abuela solía llamarla), se vistió de gala, compró unas gafas y hasta se raspó la cabeza. El hombre luego se fue a un parque muy despreocupado. Transcurrieron unos instantes y la muerte llegó disfrazada, sentándose al lado del sentenciado. Después de unos minutos mirando para todos lados, la indeseable señora dijo en voz baja: “Bueno, no encuentro al tipo que vine a buscar, pero me voy a llevar a este calvito”. Se habla también de un hombre que viajaba constantemente en avión y un taumaturgo un día le dijo: “Morirás por un avión”. Jamás volvió a  viajar, pero una avioneta cayó en su casa, muriendo al instante. Esta dos historia entonces nos demuestran que el día que llegó la hora de partir, no hay nadie que lo pueda evitar.

¿Por qué las historias? Por dos casos que llaman la atención de muchos. El primero es sobre la Reina Isabel II de Inglaterra. Mientras ella está como un trinquete, su hijo, el Príncipe Carlos, parece un viejito. Y ni hablar de Camila Parker, su compañera, a quien llamamos “Cara ‘e Caballo” (con el perdón de los rocines), pues es más fea que la capital dominicana después que llueve a cántaros. Pues bien, exagerando un poco, Camila se ve más “acabaíta” que la Reina Isabel, la cual parece que se cuida y está en manos de muy buenos profesionales médicos. Recomendamos a los millonarios y políticos que se dan el lujo de visitar los mejores profesionales de la medicina del mundo, darse una vueltecita por Inglaterra y ponerse en manos de los galenos que atienden a Elizabeth Alexandra Mary II, nombre real de la soberana. 

Este matusalén femenino, que ha visto fallecer a cuchumil presidentes, gobernantes, ministros, dictadores, reyes, príncipes, sultanes, duques, archiduques, y papas (tiene la batuta desde 1952), al parecer llegará a los cien y pico de años, mientras Carlitos podría quedase “hueliendo donde guisan”. Además, Carlos el “desabrío” corre el peligro de que, cuando la reina firme con los Carmelitas (no es que lo deseamos), él ya esté muy viejo para ser rey, y quien se tercie la ñoña sea su hijo Guillermo.

FIDEL
El otro caso y el que más de cerca nos toca, es el del Comandante Fidel Alejandro Castro Ruz, quien acaba de cumplir 84 añitos. Además de habérsele escapado a comai muerte en fallidos atentados (supuestos o reales), nos atrevemos a especular que los  “aseres” de Miami han hecho de todo (claro, menos coger las armas) para que Fidel se vaya de este mundo. Cuando decimos de todo (y seguimos especulando), nos referimos a maldiciones, brujerías, oraciones, “trabajos”, magia negra, magia blanca, rituales, misas negras, misas marrones y hasta grises. Es más, hasta debe haber algunos cubiches que le habrán dicho al Mandamás de allá arriba: “¡Enemiguito y no me hable!”,  porque no  ha mandado a buscar a quien ellos consideran es el mismo Mefistófeles con barba. 

Para colmo, luego de enfermar gravemente y “apartarse” del poder, muchos especulaban que el hombre estaba en el otro mundo, pero Fidel salió en días pasados vestidito de verde olivo, su color preferido. Al ver estas imágenes, suponemos que los “angelitos” de Miami maldijeron, botaron espuma por la boca, se revolcaron en el en el rencor que los corroe y le dijeron a Dios: ¿pero hasta cuándo va a durar esta mie’da, chico? Y es que, a pesar de sus “buenos” deseos, el Comandante sigue ahí, lleno de vida y echando el pleito, cuando ya muchos pensaban que San Pedro ni siquiera lo recibió, y lo había despachado con pasaje de ida y sin regreso hacia donde los marielitos y demás yerbas aromáticas piensan que debe ir el Comandante: a hacerle compañía a leviatán, a Belcebú, al anticristo, a Luzbel, demonio, diablo, Mefistófeles, Satán, Satanás, la bestia, el diantre, el demontre. ¡Madre mía, este tipo tiene más nombres que Figueroa Agosto! 

Para concluir, definitivamente, el deseo, el odio, la brujería, las maldiciones, los conjuros ni la envidia matan a un ser humano. Según nuestros abuelos, la que mata es la hora, aquella en que Dios decide que debemos empacar para siempre y abandonar este imperceptible granito de arena que es nuestro planeta, colgando en el  inconmensurable e infinito universo.

4 comentarios:

  1. Señor caceres..le envie una noticia buena a su correo..espero la halla recivido..ta con el nombre Joan el turco..

    ResponderEliminar
  2. Carajo! pero cuanto he gozado.

    Excelente señor Holguín.

    Alpha

    ResponderEliminar
  3. So cristian RAYABLANCA (lo de rayablanca es porque no se apea un jean con hilos blancos) que eche guanga o lo q le de la gana que aqui no cae naa jajajjajaaja al igual que alpha yo tambien he gozado con esta nota./

    L A
    La Aburria

    ResponderEliminar
  4. acuérdense que la mama de la reina de Inglaterra "la reina madre" se murió a los 101 anos...todo parece ser que la hija va por el mismo camino. jejjejejeje.

    ResponderEliminar

Se valora el envío de comentarios no ofensivos apegados a la moderación.
NIURKA BAEZ,
Moderadora de comentarios