Río de Janeiro - El turco Sultán Kosen, que ostenta el título de "El hombre vivo más alto del mundo" en el Libro Guinness de los Récords 2011, con 8 pies de altura, aseguró hoy en Río de Janeiro que su estatura es más que suficiente y no desea seguir creciendo para batir marcas.
"Hace dos años que mido lo mismo. ¡Ya crecí durante suficiente tiempo y no quiero crecer más!", bromeó Kosen, de 27 años, al ser presentado oficialmente como el hombre más alto del mundo en un acto de la organización Guinness de los Récords en Río de Janeiro.
Kosen fue indicado como el hombre vivo más alto del mundo en septiembre del año pasado cuando le arrebató el título al chino Bao Xi Shun, de 59 años, que medía 7.7 pies.
Nacido el 10 de diciembre de 1982 en Mardin, sudeste de Turquía, Kosen recordó que cuando tenía diez años ya medía lo mismo que su padre, 5.3 pies de altura, y que tan sólo dejó de crecer dos años atrás, cuando ya pasaba de los dos metros y cuarenta centímetros.
Según él mismo contó, su crecimiento desmedido se debe a un tumor situado cerca de su cerebro que los médicos han intentado retirar en tres ocasiones, aunque sin éxito.
Ese tumor afectó las funciones de su glándula pituitaria, que controla las hormonas del crecimiento, motivo por el cual su cuerpo se desarrolló fuera de los parámetros normales y hasta precisa de muletas para caminar.
Kosen resaltó las dificultades que tiene para encontrar ropa y especialmente calzado, puesto que también tiene las mayores extremidades del mundo.
Reconoció que en el pasado su altura era un impedimento para llevar una vida normal y le costaba relacionarse con la gente, porque siempre le veían con miedo o se burlaban de él, aunque también declaró que las cosas son distintas ahora que posee un récord Guinness.
"Desde que entré en el Libro (Guinness de los Récords) conocí más de 30 países y todo el mundo me recibió muy bien... Quiero que las personas me conozcan más", declaró Kosen, quien también anunció que está soltero y disponible.
A pesar de pertenecer a una familia humilde, la casa de Kosen está adaptada para que pueda vivir en ella: los techos están a 9 pies de altura y su cama está hecha a medida.
Confesó que, a la hora de viajar, la clase ejecutiva de los aviones "facilita bastante" que los trayectos sean más cómodos, aunque en los hoteles siempre le toca juntar dos o tres camas para descansar bien.
El joven turco llegó ayer a Brasil procedente de Londres y, tras un viaje de doce horas, esta tarde se dedicará a visitar Río de Janeiro y a disfrutar de un merecido descanso "a su altura".
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NIURKA BAEZ,
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