jueves, 24 de mayo de 2012


La  animadversión de periodistas de medios impresos hacia comunicadores digitales
Sin que se exprese abiertamente, subyace en la crónica de espectáculos y de arte del país  una suerte de prejuicio en contra de quienes escriben sobre los artistas en páginas y portales digitales.
Editores de las secciones de espectáculos de diarios impresos se la tienen al menos con los digitales, a quienes ven con una infundada ojeriza, tratando en lo posible de restarle méritos y créditos al trabajo que éstos realizan, al considerar que lo único valorable e importante es lo que ellos publican en  los medios impresos.
Algunos no esconden su malquerencia hacia los denominados blogueros, y se quejan cuando de alguna manera una noticia importante parte desde un portal digital que ha obtenido la primicia.
Esos señores no conciben que una noticia corra primero en las redes sociales, y en lo posible tratan de disminuir su incidencia e impacto, bajo alegatos y argumentos, que no son más que la expresión del desfase en que se encuentran, acomodados como están en la poltrona de la sala de redacción de un diario impreso  desde donde miran con desdén a los demás.
Uno de ellos tuvo la cachaza y el tupé de protestar porque una empresa de relaciones públicas organizó un encuentro con editores de portales y páginas digitales, con los cuales procuraba un acercamiento, consciente de la importancia que alcanza  el periodismo digital en estos tiempos.
Se olvidan estos señores de que las redes sociales y la comunicación digital  son una realidad que en vez de soslayar se debe comprender y asimilar, en una época en que los grandes emporios editoriales como The New York Time, por solo citar un caso, atrviesan por una crisis financieras, y han tenido que someterse al rigor de importantes y necesarios cambios para poder sustentarse.
Ninguna actividad social, económica ni política puede estar hoy día al márgen de la web y la comunicación digital.
Eso lo saben los cronistas de arte de diarios impresos que asumen una actitud de celos infundados  contra los medios digitales, debido a su rapidez, inmediatez y alcances  globales.
De hecho, ningún periódico impreso puede  prescindir hoy día de una edición digital. Todos han tenido que ir a la red.
Tratar de contrarestar o competir con los medios digitales de la manera en que algunos lo hacen, articulando mezquindades, es un ejercicio inútil, penoso y hasta vergonzoso.
Lo dice alguien que escribe al mismo tiempo para un medio impreso y otro digital.

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