Sueños y fantasías de los artistas

Fetiches de fantoches

La gente se sorprende por el hecho de que los artistas urbanos desde que consiguen dinero se vuelven locos, comprando  artilugios y cosas  que en realidad no necesitan, en un afán de ostentación desmedido y enfermizo.

No hay que olvidar que ello forma parte de su cultura de pobreza, y que se consideran realizados adquiriendo lujos que les permitan convertir en realidad sus fantasías. ¡En su mente, naturalmente!.

Pero, su comportamiento no está lejano del que asumen los exponentes de otros géneros populares, como es el caso de los merengueros, bachateros, y algunos salseros.

Los pobres, los huérfanos de todo, cuando ascieden a la fama lo primero que han hecho es comprar una finca para jugar a ser hacendados…

Se oye muy  bonito y da imagen de potentado, cuando  alguien dice: " Me voy para mi finca", con la caja de dientes sonriente y reluciente.

En lo social e histórico es una influencia que viene heredada desde los tiempos de Trujillo y su preferencia por sus fincas, sobre todo la Hacienda Fundación de San Cristobal.

Y precisamente, un 30 de Mayo, por ir de noche a atender  una "finquita" lo mataron. ¡Le dieron que gritó como un chivo!

Pero hay variantes en la preferencia , porque algunos  lo que tienen son casas campestres, ranchos, como también casas playeras veraniegas.

El problema está en que a veces las compran y, tras la fiebre de los primeros días, se olvidan de ellas, y por lo general terminan sumidas en el abandono.

Apena ver algunas fincas con las siembras en el suelo pudriéndose sin que nadie la recoja y se aproveche de ella.

Los artistas dueños de ellas, las adquirieron alguna vez  con el propósito de   pasar fines de semana en familia, disfrutando de los encantos del campo.

Pero, como hemos dicho, arguir que se cuenta con una finca es un símbolo de ostentación y de estatus, aunque luego no se sepa qué hacer con ella, y terminen con la piscina llena de macos, como la de un conocido bachatero que tenía una en su casa en forma de guitarra, y  daba pena, cómo los sapos de noche bailaban boleros.
Debieron ser leales y por lo menos bailar bachata, ¡esos malditos!

Siempre he creído que sale más barato y económico, cuando se es práctico.

¿Para qué tener una finca, a la que hay que cuidar, labrar, mantener y vigilar  todos los días del año, para usarla una o dos veces cada seis meses?.

Quien es practico se ahorra todo ese dinero, y cuando quiere campo alquila una cabaña en un hostal de ensueño en las montañas del país, que muchos hay con el confort y el lujo que se pudiera desear.

Sería como comprar un hotel, cuando lo que se necesita es una habitación o cabaña algunos días del año.

¿O para qué comprar la vaca entera, si  lo que usted necesita es un filete para prepararlo a la parrilla en su casa?. En  los supermercados venden cortes angus importados, siempre  frescos, y nunca congelados.

Ocurre lo mismo que aquellos que compran botes, o aviones, y que luego los dejan abandonados pudriéndose  en un embarcadero o pagando por su cuidado o mantenimiento en un hangar, y que casi nunca van a usar.

En Miami, muchos de los que se exhiben en aviones y botes, son arrendados, como hacía una vez Toño Rosario. Hubo gente que lo criticó porque se exhibía en yates alquilados, cuando se trata de algo muy normal que hasta los millonarios hacen. 

Ya hemos dicho que hay dos grandes momentos de felicidad  cuando se adquiere un bote:  El primero  cuando se  compra y el segundo , cuando lo vende. ¡Salí de eso!.

Los grandes estudios cinematográficos filman sus películas con equipos arrendados. Tienen dinero de más para comprarlos, pero prefieren alquilarlos, porque es más conveniente y práctico.

Esa mentalidad, claro está, dista mucho de los sueños napoleónicos y de grandeza de muchos artistas dominicanos, que se creen en capacidad de ostentar   y echavainear más que cualquiera, y para los cuales Donald Trump, Pepín Corripio y Los Vicini, son unos "chivitos jartos de jobo"

Porque la vida es así, living la vida loca.