En la entrevista que me hizo José Peguero para Remolacha.net, el portal dominicano de noticias y comentarios más leído, se me hizo la pregunta de si alguna vez había recibido amenazas por el tipo de trabajo periodístico que hago.
Aunque respondí a la pregunta, algunos seguidores me han pedido que amplíe sobre el tema y dé los detalles sobre el caso.
Sucedió en la época en que decidí convertir Arte Nacional en un programa de radio.
Arte Nacional en Radio inicialmente era una sección del programa “De Todo un Poco” de Mundito Espinal que se transmitía por Radio Universal que en ésa época tenía sus estudios en el antiguo hotel jaragua.
En el año 1975 me independicé haciendo de la sección un programa formal, para lo cual arrendé inicialmente media emisora en Radio Visión, pagando la “millonaria” suma de 300 pesos mensuales
Radio Visión. aunque pequeña, era la quinta en audiencia de todas las emisoras según las encuestas. Pero la primera en música.
En los primeros lugares estaban las estaciones con noticieros como Radio Mil, Comercial, Cristal, Continental, lo cual pesaba mucho.
Pero en música ninguna se comparaba a Radio Visión, “la Conquistadora de Santo Domingo”
Un verdadero fenómeno en audiencia en la capital, donde laboraban los más populares disc-jockeys de la época, como Willy Rodríguez, Reinaldo Balcácer, Rubén Camilo, Francis Moya, Enrique Fernández, Freddy Abréu el Bello Bello, Nelson Brudys y muchos otros.
En los inicios de Arte Nacional en Radio hicimos algo que nadie se atrevía: una campaña en contra de las drogas en la farándula, lo cual provocó escozor en algunos sectores que se dieron por aludidos.
Una noche en que salía de la discoteca VIP de la Winston Churchill noté que detrás de mi venía un automóvil raro, sospechoso, pues iba a la misma marcha del mío y no hacía intento de rebasar.
Aceleré y se inició una persecución digna de una película de acción, de la que pude escapar al dirigirme al destacamenteo de la policía de María Auxiliadora sector donde residía.
Frené en el frente del destacamento mientras mis perseguidores no se atrevieron a llegar hasta allí y siguieron de largo
Recuerdo que el policia de servicio en la puerta se asustó con el repentino frenazo y rastrilló la carabina Cristobal que portaba.
Le expliqué al policía lo que había sucedido y me fui a mi casa.
Al día siguiente en la mañana le relaté a los directivos de El Nacional lo acontecido y esa misma tarde la información fue desplegada en primera plana del periódico.
Los directivos del periódico designaron a Ramón Reyes, a la sazón Jefe de Redacción de El Nacional, para que me acompañara al palacio de la Policía Nacional a hacer la denuncia.
Fuimos recibido por el general Neit Nivar Seijas, jefe de la institución, quien de inmediato ordenó que nos fuera cargado un revolver Smith and Wesson y la asignación de un guardaespalda policial.
El coronel Colón, asistente de Neit, fue el encargado de tramitar la órden, quien de inmediato me llevó al departamento bélico donde me entregaron un revolver niquelado.
También esa misma tarde se me asignó un policía entrenado en artes marciales.
De ahí salí yo “artillado” , con guardaespalda y con el “pechito parao”.
Con aire de “perdonavida” , con todos los faranduleros “aterrorizados”, “escondiéndose”, por el “Rambo” en que me había convertido de manera repentina.
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