Tal parece que provocó escozor en ciertas epidermis lo que dije a propósito de algunos merengueros de los ochenta que se presentan en una especie de “happy hours” al diez por uno.
He dicho y sostengo que muchos de ellos no pueden presentarse solos en ningún escenario porque la gente no iría a verlos.
Tienen que hacerlo así en conjunto, porque individualmente la mayoría se ha desvaluado.
Como dije en un comentario anterior, gran parte de los merengueros de los ochenta han tenido que dedicarse a desarrollar una lucha por la supervivencia. cantando con pistas en restaurantes de Nueva York, New Jersey y otros estados.
He dicho con esto una mentira?. En modo alguno, porque la trayectoria de cada uno la gente ha tenido la oportunidad de seguirla de cerca en las plazas donde se desempeñan de manera regular.
Entiendo que la necesidad “tiene cara de hereje” y esos merengueros que tuvieron fama y prestigio en los ochenta tienen derecho a la subsistencia.
Pero no podemos engañarnos y creer que con esas presentaciones es verdad que van a “rescatar el merengue."
Por ese camino no van a ninguna parte porque galopan en el caballo de Don Quijote.
Otra cosa sería si en vez de bailes “happy hours” al diez por uno los merengueros de los ochenta fueran presentados en superproducciones como las que hacía José Tejeda.
Llevó el merengue al más alto sitial de proyección en escenarios como el Madison Square Garden, el Lincoln Center, el Radio City Music y después que finalizaba el evento diseminaba a las orquestas participantes por los diferentes clubes de baile.
Esa categoría que se le dió a nuestra música en esos años fue lo que proporcionó el mayor realce al merengue.
En la actualidad uno ve con simpatía el “happy hours” del diez por uno, aunque recuerda el especial de siete orquesta por siete dólares que presentaba Lyn Hidalgo en Studio 84.
Lo que se cree es que con eso no se va a llegar a ninguna parte y se teme que luego de la “fiebre” los merengueros de los ochenta tendrán que volver a cantar en restaurantes de Nueva York acompañados de sus pistas.
Está claro que “no hay cerebro” para organizar un movimiento que real y efectivamente genere un verdadero rescate de esas figuras, muchos de los cuales por debajo se quejan porque se les está pagando sumas irrisorias por su participación en los “happy hours”.
Precisamente, eso fue lo que provocó la división del grupo, que ahora tiene dos eventos compitiendo en la misma vertiente.
Todo el mundo sabe que si hay alguien que ha mantenido el recuerdo de muchas de esas figuras hemos sido nosotros en El Baul de los Recuerdos del programa homónimo de este blog.
Lamento que algunos se puedan sentir mal cuando uno dice estas verdades, pero de otra manera no me enseñaron a ser.
De todas maneras me mantendré a la espera de que me demuestren “con hechos”que no estoy en lo cierto con lo que estoy diciendo.
Y dije “hechos”, no argumentaciones melodramáticas exaltadas, sin base y sin fundamento, como las que algunos acostumbran a articular como parte de su teatro para esconder sus carencias.
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