GUAPO COMO EL SOLO...

En una ocasión en que se celebraba un Festival del Merengue en el Parque Eugenio María de Hostos nos encontrábamos en la tarima VIP que siempre se habilita para los invitados especiales y los periodistas.
Ya habían actuado practicamente todas las orquestas programadas y solo faltaba la de Sergio Vargas.
De repente sonaron unos disparos y todos los presentes, incluyendo algunas de las Megadivas de las de Luis Medrano, se agacharon y se tiraron al piso para protegerse de una eventual bala en esa dirección.
Cuando todo pasó, nos levantamos y nos quedamos en el lugar comentando el suceso.
Los organizadores decidieron continuar con el programa y concluir el espectáculo.
En eso sube a la tarima Sergio Vargas.
Después de saludarmne me dice:
-Maestro Joseph y usted fue de los que se agachó cuando oyó los tiros?
-Claro...la más elemental regla de protección indica que cuando hay disparos usted no puede quedarse parado en el mismo sitio.
-Tu ves, ese es el problema del dominicano...desde que suena un tiro se desbarata una fiesta- dice Sergio
-Mira Sergio -le dije- eso es elemental, y se ve hasta en las películas de vaqueros, que cuando suenan disparos y tú no sabe hacia donde van dirigidos, sobre todo si es en una multitud, hay que protegerse. Lo mismo ocurre en los bailes cuando se arma un pleito a botellazos.
-No ombe...no se puede ser tan cobarde- volvió a decirme con evidente ganas de joderme.
En eso volvieron a sonar otros disparos, y al igual que la vez anterior, todo el mundo se tiro al piso, incluyendome a mi.
Agachado, mire hacia arriba para comprobar que Sergio se había quedado parado.
Parado?. A donde?. Cuando miré a mi lado lo reconocí por el pajón, agachado, con la cabeza abajo y el fundillo para arriba.
Parecía un islamista en oración.
Solo atiné a reflexionar sobre qué pronto se le fue la valentía al Negrito de Villa.

FOTO:
Sergio Vargas