ANTE UN ATROPELLO

 

Por Johnny Arrendel

Supongamos que la historia hubiese seguido su curso normal -un momento- no es el termino adecuado, digamos mas bien "habitual".

Si los hechos siguieran el desarrollo acostumbrado, Fernando fuese un desecho humano, que en lugar de producir dinero estaría dando pena.

Claro que nos referimos a Villalona, lo que sería su vida de no haber rectificado a tiempo y por libre albedrío.

De estar en el submundo, en lugar del inmenso Mayimbe existiría un guiñapo, que cuando muriera, sus seguidores de siempre tendrían que hacer una colecta para darle sepultura, como penosamente ha ocurrido con otras glorias.

Solo el que Fernando se haya levantado del lodo y hoy por hoy sea reconocido como "El Más Grande" por analistas de arte que valoran su permanencia por encima de 40 años en el gusto popular, le merece respeto y reconocimiento.

En el mundo latino no es común que las figuras que se hunden en la adicción puedan renacer, y no solo alcanzar de nuevo su cota de popularidad y calidad, sino superarse a sí mismas y consolidar su espacio, como lo ha logrado El Mayimbe.

Y es que el medio suele ser cruel con estos enfermos, en lugar de tenderles la mano para intentar recuperarles, sus excesos y peripecias en busca de sustancias controladas se convierten en comidilla que alimenta el morbo maquinador.

No sucede así en el escenario anglosajón, es más, ni siquiera en el hispánico. Usted no verá nunca que a un Elton John, Mick Jagger, Paul Simon, Joaquín Sabina o Bob Dylan, alguien intente negarles su derecho o facultad de actuar, por más que se les cuestione su estilo de vida. Pero volviendo a Fernando, su recuperación es un hito en el ámbito latinoamericano, específicamente en lo referente a la música tropical. No creo que puedan reunirse muchos casos con que equipararlo.

La figura de Héctor Lavoe es grande sin dudas, pero todo el mundo sabe la forma patética como finalizó sus días "El Cantante de los Cantantes".

Hay toda una retahíla de cantantes salseros con condiciones singulares para la interpretación, pero quienes nunca pudieron desarrollar todo su potencial por causa del vicio, aunque unos pudieron superarlo y otros no.

En el país, figuras de todo el espectro artístico, vocalistas, coreógrafos, presentadores y hasta técnicos del escenario y los medios de comunicación han sido victimas de la adicción, que como efecto común ha limitado sus posibilidades de desarrollo.

Muchos de estos abortos incurrieron en el error fatal de caerle detrás al propio Villalona cuando era estandarte de esa desviación, como bien relató Joseph Cáceres en este ciber medio.

Considero un atropello, no precisamente a Villalona, sino a nuestro país, el trato dispensado por el Pachá a su figura en Nueva York.

Por lo obvio, es innecesario analizar las aristas de un plan descabellado, concebido y dirigido a intentar mejorar los ratings de un programa radial, pero insisto, es una falta de respeto y refleja falta de criterio.

Villalona no solo tiene méritos por superar la adicción, sino que nunca ha comercializado con ese aspecto de su trayectoria, aunque tampoco ha negado que estuvo envuelto en esa vorágine.

El Mayimbe es un valor artístico superbo de esta nación, pero también un ejemplo de que cuando realmente se quiere se puede.

FOTO:

Fernando Villalona