martes, 7 de octubre de 2008
CINE DOMINICANO
Por Johnny Arrendel
Creo llegado el momento para que nuestros cineastas hagan un alto y revisen sus estrategias y planes para el futuro mediato.
Como público que soy, percibo que la participación de personajes televisivos ya no motiva afluencias masivas a los estrenos.
Las promociones basadas en humoristas y otras figuras de la tele no impactan en igual medida que antes, porque los elencos son los mismos en todos los filmes.
Es que humoristas han desarrollado personajes que utilizan en sagas cinematográficas y también están todos los días en la pantalla chica, al alcance gratuito de todos.
Guardando la debida distancia, no sucede así con Tom Cruise, Harrison Ford, Keanus Reeves, y otros actores internacionales de primer orden que intervienen en secuelas con los mismos papeles.
Esas luminarias siempre despiertan expectativas, y más para verlas en estrenos de grandes producciones, y novedades esperadas, como El Hombre Araña, Matrix, Batman, Indiana Jones, ecetera.
En cambio, nuestras estrellas de mayor cartel son las mismas que entretienen nuestros mediodías, noches y fines de semanas televisivos.
Un detalle es que los hacedores del cine local parecen descuidar uno de los aspectos más importantes, la historia que deben contar.
Revisamos el historial de las producciones más taquilleras y encontramos que muchos atribuyen el éxito de Nueva York a que se basó en un personaje conocido, pero hay que ver más allá.
El titulo Nueva Yol, complementado con el eslogan: "Por fin llegó Balbuena", junto a las evaluaciones positivas de críticos de prestigio, como Armando Almanzar y Arturo Rodríguez, despertaron grandes expectativas.
Sin dudas, Luisito Martí logró pegar su personaje en la tele, pero al llegar a la pantalla grande la gente quería saber que sucedió cuando logró su sueño de viajar a la urbe.
Existía entonces gran incredulidad sobre la viabilidad de hacer cine en el país, pero el visto bueno de los críticos y lo acertado del tema llenaron las salas.
Otro punto para el gran impacto de Nueva Yol fue su atractivo afiche, uno de los mejores logrados en nuestra corta historia cinematográfica.
Junto a ese cartel podríamos clasificar entre los mejores de cintas criollas al de Andrea y el de Sanki Panky, que también convocaron filas de gente.
Las promociones de esas películas, y también la de Perico Ripiao, se apoyaron en sus carteles, que además de bien concebidos, fueron posicionados con antelación suficiente.
Ahora, los afiches son difundidos casi al mismo tiempo que los estrenos, y no son factores de atracción de público.
Vuelvo a los problemas de guión, y considero que los productores de realizaciones recientes yerran al no colocar las historias como ejes de las campañas publicitarias.
A menos que integre actores internacionales que representen verdaderas atracciones y novedades, no percibo que nuestro cine esté en capacidad de arrastrar multitudes, de continuar basando su promoción en las figuras habituales.
Algunas temáticas han sido explotadas en exceso, tales como la dictadura trujillísta, los viajes ilegales y la vida de los dominicanos en el extranjero.
En otras ocasiones, historias puntuales que constituyen potenciales éxitos de taquilla, son tan maltratadas por algunos directores nacionales que se convierten en fracasos enormes.
Sin embargo, está el caso de Andrea, hecha por desconocidos en Moca, en condiciones precarias, pero su enigmático cartel y la vinculación de la historia con tradiciones y misterios enraizados en la cultura popular movilizó al público.
Agliberto Meléndez anuncia una película sobre la vida de José Francisco Peña Gómez que podría marcar la diferencia con relación a las últimas producciones nacionales.
El reputado creador de Pasaje de Ida deberá cuidar que este prometedor proyecto no caiga en los terrenos del panfleto.
Realizadores que se inclinan por narrar historias reales tienen ahí acontecimientos trascendentes: La Guerra de Abril, el Golpe de Estado a Juan Bosch, la represión en el periodo de 12 años de gobierno de Joaquín Balaguer, y todo un universo.
Pienso que eventuales proyectos en ese sentido deberían hacer énfasis en aspectos puntuales y no intentar embuchar todo un periodo en el metraje final.
El tema es muy rico, y habrá que analizarlo en todas sus vertientes, pero insisto que nuestro cine debería vendernos historias más atractivas
FOTO:
1.- Caricatura Tom Cruise
2.- Escena de Al Fin y al Cabo
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estoy muy deacuerdo con este post 100% pero otra razon es que nadie paga dinero para ver gente FEA en el cine...y de eso tenemos mucho en este pais lamentablemente.
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