domingo, 5 de octubre de 2008

LOS CARROS DE LOS SETENTA EN EL MEDIO



Sr. Caceres

Si se habrá fijado, la gente está ávida de volver a vivir los años dorados de los ochenta y ningun mejor ejemplo que el de la fiebre que han provocado los años dorados de Michael Miguel y los clasicos del merengue, aunque usted los haya criticado en su momento.
Y lo mismo sucede con las noticias y anecdotas de esos tiempos que usted cuenta en su blog y que son un palo.
Tengo una curiosidad. Yo recuerdo que mas o menos en el 1977 Cuco Valoy en pleno apogeo de su popularidad sacó un merengue donde hablaba de toda la gente de la farándula que
tenian carros grandes, porque en ese tiempo aumentaron el precio del galón de
gasolina.
Cuco se compadecia de todos los que tenian carros de alto consumo de gasolina y lo mencionaba a usted por un Mustang amarillo que usted tenia, porque aumentaron el galón de gasolina creo que a 40 centavos el galón y para los que tenían carros pescuezo largo era un problema ese gran aumento.
El unico medio que está contando la historia artistica es el suyo, y por eso
tiene usted tanta aceptación, pues uno está deseoso de conocer el pasado, incluyendo el
del arte y los artistas.
Ya le había preguntado anteriormente lo mismo sin recibir ninguna respuesta, y a mi entender es interesante conocer de esa época de los grandes carros de los artistas.
Háblenos, sr. Caceres, que nadie mas que usted para satisfacer curiosidades como
esa y otras que uno tiene.
Atte.

Lic. Manny Cevallos García
Pensilvania.


RESPUESTA


Amigo Manny, excúseme el que no le respondiera antes su inquietud, pero es que no sabe usted la cantidad de cartas que estoy recibiendo de gente que pregunta sobre diferentes tópicos y temas, como se habrá podido dar cuenta.
Cierto es como usted dice en esa época la gente del arte tenía predilección por los carros grandes.
Eran tiempos de opulencia, reflejo de la fastuosidad que también vivían los negros en los Estados Unidos con sus grandes carros en los años setenta.
Johnny Ventura tenía un Cadillac Dorado, Tito Campusano tenía uno plateado cuando andaba con su clásico sombrero, Wilfrido Vargas un LTD, Yaqui y José Augusto Thomen también andaban en flamantes carros de alta cilindrada cuando estaban en publicitaria Retho.
Y naturalmente, yo no pude sustraerme a esa tendencia de la época, pues desde siempre me ha gustado estar "'alante alante"'como ahora se dice.
Eran los tiempos de los peinados afro, los pantalones campana de polyester, y los
zapatos de dos tonos, modas en las que también estuve.
Te refieres al Math 1 amarillo canario con capota negra de vinyl que tanta ''agua a
beber'' dió en el ambiente, atronando con sus ocho cilindros y motor Detroit de 4
epistas.
A quien primero le vi un auto de esos fue a la española Mary Paz, la propietaria del
restaurant El Cortijo de la autopista 30 de Mayo.
Quedé fascinado con ese carro y por ello me hice el propósito de tener uno.
La diferencia del Math mío era que su fabricación fue ordenada a la fábrica en
Detroit. Fue un carro mandado a hacer, no por mí, sino por su primer propietario,
Tony Imbert, el hijo del general Antonio Imbert Barrera, héroe del 30 de Mayo.
El Mach One se convirtió en un automovil de colección en los Estados Unidos y fue declarado
entre los diez carros de la década de los setenta.
El difunto Fernando Bruno, hijo del también fenecido veterano locutor Bruno Pimentel, que tenía un taller especializado en carros "racer" en la Ortega y Gasset frente al Centro Olímpico, era quien me lo preparaba con todos los ''toques'' para mantenerlo "premiun"a nivel de
competencia aunque nunca estuve en el autódromo.
El único ''autodromo'' que me gustaba correr con ese carro era el de las mujeres,...
''bandidamente y sinverguenzamente'' lo confieso, pero son etapas que hay que vivir
a plenitud cuando uno está en la flor de la juventud.
Para que se comprendan las motivaciones y la razón de ser de las cosas que a veces
uno hace, ese Math 1 se convirtió en mi mejor recurso de mercadeo en aquellos
años iniciales, porque me dio estatus. Y más cuando Cuco Valoy como bien recuerdas acuñó en un merengue la frase de "!Ay Joseph Cáceres y su Mach One!"
A ese carro le debo parte de la fama que alcancé desde mis primeros años en el medio, pues donde quiera que llegaba había que mirarlo.
Del mismo me hablaba hace poco Alfredo Pacheco, recordando que le
pasaba diariamente por el frente de su casa en esa máquina rumbo al periódico El Nacional.
Guido Gómez Mazara también recuerda cuando lo parqueaba en la calle Las Carreras
frente a la casa de mi novia Dalia.
Recuerda Guido que el y los carajitos de Ciudad Nueva se acercaban para verlo de
cerca, y para mandarme "fuego" porque como siempre sucede, los muchachos del
barrio no miran bien a los que llegan de fuera a ''echarle vainas'' y a quitarle las
muchachas en su mismo terreno.

(Domingo Bautista sabe de eso, porque tenía también una novia en la misma casa).
Pero es bueno que me hayas puesto a hablar sobre el tema, porque más que nada me permite ilustrar sobre algo que de alguna manera puede servir de referencia a la gente nueva del medio que se dedica a criticar la ostensidad de los artistas a nivel de carros.
Es bueno que lo sepan algunos cronistas de arte nuevos, que no han progresado porque han dado siempre la imagen de "arrastrados", en un medio que no perdona, que se traga sin eruptar a los más humildes y pendejos que siempre se están haciendo masturbaciones mentales y creyendo en aquello de que María estaba lavando y se le acabó el jabón.
Carlos Batista Matos es uno de los periodistas de mejor sustentación en el medio y no lo ha logrado vendiendo una imagen de humildad, por el contrario con un personaje que algunos critican, pero que la mayoría acepta y eso le ha dado un gran resultado.
Con ello no estamos mandando a nadie a que le siga los pasos a Carlos batista Matos, porque algunos lo han intentado y se han estrellado pues cada quien debe tener su fórmula.
Lo que sucede es que aquí el que no se impone al medio, termina aplastado, aún cuando esté cargado de buenas intenciones.
Y es precisamente de lo que más lleno está el camino al cielo...de buenas intenciones.
Por eso, en los años setenta, preferí recorrer el camino al cielo montado en un Mach One.
FOTOS:
1.- Cuco Valoy
2.- Un Mach One parecido y sin los extras


4 comentarios:

  1. Culquiera no lo cree,pero es mucho màs divertido leer las historias del pasado,que los tantos bultos de ahora.
    Por lo menos las cosas de antes eran espontàneas,las de ahora son premeditadas,por eso no impactan.

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  2. Ofrescome Joseph, que anecdota que trae gratos recuerdos a los que vivimos esa epoca! Y pensar que los jevitos de ahora prefieren un "carrito rojo de carreras". Ellos nunca sabran lo sabroso que era pasar con su greñua al aposento, digo al asiento trasero de un carro cocotu.

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  3. Carrito rojo de carrera....Carrito rojo de carrera

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NIURKA BAEZ,
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