
El recurso de romper una guitarra en un momento de euforia durante una actuación he dicho que puede resultar peligroso.
Que aun cuando se quiere presentar como una expresión de gozo, de alegría por el éxito de un
show o espectaculo, no deja de ser un acto de violencia de imprevisibles consecuencias, por el efecto
de contagio que puede generar en una masa enardecida.
Que ello puede dar pie y convertirse en el detonante de una acción colectiva donde los presentes a su vez se dediquen a romper las butacas y todos los elementos del teatro, provocando un caos.
Nada más delicado que la concentración de gente, donde ante cualquier llamado se pueden
desbordar las pasiones y generar una situación incontrolable.
Por ello las autoridades le dan tanto segumiento a las marchas y protestas, y en situaciones de
emergencia se prohiben las reuniones y los grupos en las calles.
Contra una avalancha humana no hay quien pueda.
Por todo esto y más creo que se debe descontinuar la práctica de romper guitarras contra el piso, y lo que es peor, destruir un camerino, dizque para también demostrar alegría.
Aventura debe seguir rompiendo records, no guitarras
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NIURKA BAEZ,
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