La madre de un adolescente muerto de un balazo en mayo de 2005, negó hoy que su hijo fuera un delincuente e insistió en acusar del crimen al empresario Rafael Gutiérrez Heredia y su hijo Affe Gutiérrez Gil.
La señora Mariluz Solís dijo que con 15 años su hijo Wester Junior Solís era estudiante del primero de bachillerato en el colegio San Gabriel, de la calle 15 esquina Doctor Betances, en Villa María, próximo a donde residía. Además trabajaba en una zapatería.
Explicó que el 29 de mayo de 2005 era Día de las Madres y ella no hizo cena, por lo que su hijo fue al lavadero de carros Luperón, propiedad de Gutiérrez Heredia, a comprar una limonada.
Ella vivía con su hijo en la Josefa Brea, esquina calle Luis Reyes Acosta (antigua 15), próximo al lavadero.
Explicó que poco después vecinos fueron a decirle que a su hijo lo estaban golpeando en el lavadero.
Corrió al negocio y cuando llegó alegadamente encontró a Affe Gutiérrez golpeando a Solís y con un cuchillo en la mano para rematarlo.
Ante esa situación se lanzó contra Gutiérrez Gil, quien según dijo también le entró a golpes a ella.
Tanto a ella como a su hijo, según narró, los llevaron al hospital Luis Eduardo Aybar (Morgan), donde lo internaron hasta que se recuperó.
Cuando le dieron de alta fue a poner la querella al destacamento número dos, de la calle Albert Thomas, en María Auxiliadora.
Afirmó que estando en la Policía Gutiérrez Heredia y Gutiérrez Gil presentaron unos lentes y alegaron que golpearon a Solís porque se los intentó robar en el lavadero, versión que la madre del menor refuta.
Afirmó que al negarse a conciliar el caso, el sábado 12 de junio a su hijo lo montaron a la fuerza en un vehículo de las proximidades de su casa y al día siguiente fue encontrado muerto en unos matorrales del hipódromo Quinto Centenario, en la autopista Las Américas.
Afirmó que Gutiérrez Heredia y Gutiérrez Gil son los responsables de la muerte del menor y destacó que no había podido llevarlos a la justicia porque en principio la amenazaban y sintió miedo.
Lo hizo cuatro años después y alegó que logró encarcelarlos ahora gracias a la ayuda de una fundación cuyo nombre no sabe y a un abogado al que tampoco pudo identificar
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