Me han pedido que escriba sobre Los Correcaminos, un club de comunicadores que hacía turismo interno a todo lo largo y ancho de la geografía nacional, viajando los fines de semana en caravana, y viviendo la aventura de dormir hasta en los carros
y en la misma carretera si era necesario, disfrutando al máximo de la vida desenfadada y silvestre.
Ese club lo iniciamos con Magda Florencio en los años setenta, pero uno de sus precursores originales fue Ramón Aníbal Ramos.
Fue en la ocasión en que decidimos viajar a Cabrera y movernos por todo el litoral.
Recuerdo que Ramón hacía algo muy peculiar, y era por ejemplo, comprarle a un pescador la producción del día de peces y mariscos, con el compromiso de que nos llevara a su casa, y fueran cocinados de la manera más natural. Eran mariscos acabados de sacar del río o del mar, por lo cual tenían toda su frescura.
Recuerdo que cuando veníamos de regreso de Cabrera, al concluir un fin de semana de aventura en compañía de la bella María Alonso, la estelar bailarina de Manuel Logroño y sus Panteras, en vez de ir a un restaurante a almorzar nos detuvimos en la casa de unos lugareños, y sin conocerlos siquiera Ramón le dijo a la dueña de la casa lo siguiente:
-Doña, qué necesita usted para cocinar un locrio de gallina criolla, a este grupo?.
La señora quedó sorprendida con la insólita propuesta, pero hizo su cálculo y se le dio el dinero para que comprara todo lo necesario para el locrio, al final de lo cual sería bien gratificada.
En la galería de la casita campestre nos pusimos nosotros a tomar tragos, a conversar, y hacer cuentos, mientras esperábamos el locrio.
Y los lugareños felices, acercándose para ver a esa ”gente de la capital”, algunos de los cuales ”salían en televisión” y que ellos veían en los televisores a ”blanco y negro” de la época.
A poco rato se formó un molote de moradores de la comarca para ver a la gente de la capital que ‘’salía en televisión” y que estaba de visita en la casa de doña Juana.
Era realmente divertido…
Esos fueron los inicios, y con el tiempo el Club de Los Correcaminos creció en su membresía con periodistas, locutores y gente del medio y todos los fines de semana viajábamos a un pueblo diferente.
Los organizadores de proyectos turísticos nos invitaban, pues les convenía para la promoción, ya que todo lo que sucedía en el viaje se publicaba los lunes en los periódicos, se comentaba en los programas de radio y de televisión, pues todos éramos comunicadores.
Era la mejor propaganda que se le podía hacer a un pueblo, porque de igual manera se hablaba de sus problemas y necesidades.
Luego les contaré otras historias, como la vez en que planeamos amanecer todos en la Casa Embrujada de La Vega, para ”desafiar” el maleficio que se decía había en la misma. de que nadie podía dormir allí, pues se acostaba en sus habitaciones y despertaba en la calle.
Entre cuento y cuento te estás haciendo el loco con "Los Amores Que Matan II"
ResponderEliminarJoseph seria interesante que tu reuna a esos comunicadores que eran parte de ese club de correcaminos y nos cuenten las historia que ustedes vivieron en esa epoca pasada.Porque pienso que
ResponderEliminartu no podras recordarlo todo.Tambien los mismos que formaron dicho club podrian hacer colaboraciones en merengala y contar los vividos en esa andanza por el lpais.
Para esos tiempos había un negocio de comida en la 27 de febrero con Tiradentes que tenía un letrero animado bien largo en neón con el correcaminos; por favor Joseph o alguien que conozca el dato me diga que relación tenía el negocio con el grupo, siempre me llamó la atención esto.
ResponderEliminarAlpha