A PROPÓSITO DEL PADRE ALBERTO

Sucedió una vez.

Un camarógrafos y un creativo de publicitaria Staff se encontraban de madrugada apostados en una calle donde habían instalado los equipos de filmación para captar la salida del sol que necesitaban la escena de un comercial.

Ya la noche había permitido despejar el panorama y aclaraba. Faltaba poco para que el sol saliera, y el camarógrafo apuntaba con su cámara al horizonte.

De repente salió una dama de una casa, que al ver aquel andamiaje de equipos, que no esperaba encontrar, se asustó, vaciló, como queriendo retroceder, pero finalmente subió a su vehículo y se marchó.

Los publicistas no le dieron importancaia al detalle, sino al rato, en que desde la  misma casa de donde había salido la señora emergió  un conocido sacerdote con todo y sotana, que en actitud desafiante y el pecho parado, miró desde la acera de la puerta  para todas partes. Luego entró y cerró la puerta de la casa de golpe.

Todos los presentes se miraron sorprendidos con la actitud tan teatral que asumió el cura.

La interpretación que le dieron al asunto es que la dama cuando salió y llegó a su casa, llamó por teléfono  al cura para comunicarle que había gente con cámaras de televisión en los alrededores de su casa, y que la habían visto a ella saliendo de allí.

Se llegó a la conclusión de que el cura, cuando salió en actitud desafiante, estaba dejando bien claro el mensaje de “cuidado el que hable algo, carajo”.

Naturalmente, nadie del grupo comentó el asunto, porque meterse con la iglesia no es fácil. 

Además, la señora probablemente estaba rezando, o recibiendo orientación del sacerdote en torno al cargo público a que aspiraba, pues luego pasó a ser  funcionaria del gobierno, y el religioso mucho tuvo que ver con su nombramiento.

No sean mal pensados…no todos los sacerdotes son como El Padre Alberto. 

Aunque algunos si… verdad?