UN CASO PATETICO

Rafael Corporán de los Santos aprovechó una reunión de comunicadores durante la inauguración de la nueva Jumbo en la Avenida Luperón para dejar sentir su malestar en contra de la Asociación de Cronistas de Arte por el hecho de que no le han otorgado el premio El Soberano.

Frente a a Rodolfo Espinal, Pedro Díaz Ballester y ejecutivos de Brugal puso de manifiesto su enojo  y su inconformidad por el hecho de que no ha sido premiado con el anhelado galardón, llegando al extremo de criticar a Carlos T. Martínez y a Feliz Vinicio Lora porque no votaron a su favor en el momento en que los directivos de Acroarte y los ex-presidentes de la entidad se han reunido para elegir al ganador de El Soberano.

El hecho de que se expresara de la manera en que lo hizo y en un lugar público deja mucho que desear.

Es evidencia de que Corporán está enterado de quienes no apoyan las propuestas que se han hecho para que se le entregue el Soberano, y han preferido a otras figuras, igualmente meritorias.

Claro, tiene gente suya adentro, que son los que todos los años lo proponen, y que salen a contarle quienes no han apoyado su elección.  De ahí que se despache con sus críticas con nombre y apellido.

Son los mismos que en ese afán han llegado al colmo de ''enfermarlo", como sucedió durante una pasada elección del ganador de El Soberano que tuvieron el tupé de decir que si no se le otorgaba el galardón ese año ya para el próximo no habría posibillidad porque le quedaba poco tiempo de vida. El truco no surtió efecto, y por ahí anda Rafaelito Corporán tan campante como el juancito aquel.

Hasta a eso se ha recurrido para tratar de forzar un premio, que si bien es cierto lo merece, en modo alguno se puede llevar el tema a convertirlo en un problema de estado. 

El proceder de los amigos de Rafael Corporán en Acroarte es lo que le lleva a lanzar ataques en contra de aquellos que él considera responsables de que no le den el Soberano

Se trata de un laborantismo pernicioso, porque cuando la elección recayó sobre Charytín, esa misma gente fue la que llamó a Corporán para enterarlo. 

Lo cierto es que lo de Rafael Corporán y El Soberano se ha tornado en una obsesión. 

Con el paso del tiempo su lucha por El Soberano se manifiesta más desesperada, porque está llegando al extremo de atacar a cronistas de arte tildándolos en lugares públicos de ser unos ingratos.

Pienso que hasta ese extremo no se puede llegar. Por más créditos y merecimientos que usted considere que posee para que se le otorgue una presea o un reconocimiento, en modo alguno eso debe llevarle al plano de exponerse en público en una actitud tan lastimosa

Corporán actúa como si se hubiera ganado ese premio y no se lo han otorgado.

Es un caso verdaderamente patético porque nunca antes en la historia de los premios Casandra se había visto a alguien reclamar un premio como si con él existiera una obligación y un mandato divino.