PUBLICADA EN EL PERIÓDICO EL NACIONAL

ARTE NACIONAL

Por Joseph Cáceres

Cuando se anunció que Omega iba para Hard Rock Café muchos no lo creyeron, pues no podían concebir que un exponente de la música urbana invadiera esos predios reservados para un sector social que consume otras manifestaciones.

Algunos lo pusieron en duda y ahora, como han visto que el asunto va en serio, han lanzado la especie de que algunos de los clientes de Hard Rock Café dicen que no volverán al establecimiento en caso de que se materialice la presentación del merenguero urbano.

Nada más absurdo, porque si se fijan bien, muchos de los asiduos visitantes a las actividades de Hard Rock Café son consumidores del hip hop y otras manifestaciones que forman parte de la música urbana, muy alejadas del rock puro. El hip hotp el reggaetón, en algún lugar se dan la mano con el merengue callejero.

El asunto lo veo más bien discriminatorio, por el origen y la base de sustentación que tiene Omega.

Ven como una afrenta su llegada a Hard rock Café, y se olvidan de que ya estuvo en Led, que es un establecimiento frecuentado por mucha gente de clase alta, mucho más exigente.

No es mi interés defender Omega, sino el ser justo en la valoración que hago de los hechos y de las situaciones que se están dando.

No veo mal que un artista popular procure superarse y llegar a los niveles más altos, ocupando espacios que le estaban vedados.

Y eso es precisamente lo que ha estado haciendo Omega con su llegada al Teatro Nacional y a los premios Casandra, y ahora con su incursión a los lugares que estaban considerados como de élite.

En ese sentido le está siguiendo los pasos a los bachateros, que también en su momento estuvieron vedados en muchos escenarios, y que a base a mejorar su música, imagen y proyección, han logrado ocupar los espacios que anteriormente les estaban prohibidos.