Mientras la plaza Juan Barón luce glamorosamente adornada de hermosas casetas que operan como pequeños restaurantes, que hoy día son visitados por decenas de personas, en su frente, en el parque Eugenio María de Hostos, cerrado y cercado desde hace varios años con la promesa del Ayuntamiento de proceder a su remodelación, impera el caos, el arrabal y el desorden.
En el Juan Barón, desarrollado por una empresa privada, hay órden, elegancia, higiene, donde anteriormente habían casetas de chimichurri que la gente identificaba como ‘’Chimichurri City’’, aunque para mí más bien se llamaba ‘’Cucaracha City.’’
Por suerte, la empresa que se propone desarrollar la zona de San Soucí la tomó y remodeló para que ahora la capital pueda disfrutar de una hermosa plaza donde se reunir y compartir la familia.
En cambio, al frente en el María de Hostos vean ustedes el carromato de ‘’fritanga’’ que han instalado en una esquina.
Una carne expuesta al polvo, a la insalubridad, dispuesta para enfermar a la gente, que paradógicamente la encuentra muy ‘’sabrosa’’.... Vaya usted a ver.
Expresión del arrabal, del barrio, del buhonerismo, sustentado en el clientelismo de los políticos.
Como estamos en elecciones municipales muchos negocios como estos van a seguir surgiendo y proliferando por todas partes.
Son los ‘’humildes padres de familia’’, que sin ninguna regulación sanitaria operan con licencia para enfermar estómagos y provocar diarreas a una población poco educada que se sustenta en la vieja expresión popular de que ‘’lo que no mata engorda’’.
Y ahora, quién podrá defendernos?
Oh!, yo, el Fuikiti Fuikiti!...Naturalmente, después que pasen las elecciones...ahora no.
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NIURKA BAEZ,
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