martes, 6 de abril de 2010


Artistas preservativos

Hay creadores de imágenes artísticas que en base a su trabajo y creatividad logran figuras que se erigen en grandes ”obras de arte”.

En la historia quedan patentados como los creadores de artistas que se convierten en fenómenos de popularidad, logrando con ellos concretar una hazaña que, aunque lo intentan,  resultan difíciles de repetir.

Lo podemos comprobar en el caso de Brian Epstein con Los Beatles, y sin irnos muy lejos en Gerardo Díaz (El Toro) con Héctor Acosta (El Torito) y Julio César García con el grupo Aventura.

Qué no darían o harían para repetir esos fenómenos?. Ni clonándolos pueden!.
Y es que aunque el trabajo de un manager es importante, en el artista se deben conjugar condiciones de las que ”no se venden en botica”.

Hay elementos esenciales que forman parte de la naturaleza y de  la idiosincracia de determinadas figuras,  que operan como elementos catalizadores al momento de viabilizar una propuesta,  los cuales se hace  necesario tener en cuenta al momento de diseñar una estrategia de trabajo con un artista.

Cuánto dinero perdido, malgastado y tirado por la borda en algunos proyectos!.

Porque ”cualquier camino es bueno, para quien no sabe a donde va”, leí una vez en Alicia en el País de las Maravillas, que ahora es película.

Ya hemos señalado que hay cantantes y artistas. Que algunos cantantes no son artistas y por ello no logran aceptación popular. En cambio hay otros que son más artistas que cantantes, y con lo que tienen de voz y su carisma se adueñan del mundo (Fernando Villalona, Johnny Ventura).

Lo ideal es poder conjugar ambos atributos, ser buen  cantante y artista a la vez, aunque no siempre ello basta en muchbos casos para asegurar el éxito.

El arte popular se rige por reglas de un mercado muy ‘’sui generis” que imponen los consumidores, la gente que recibe el producto, contraviniendo y derribando la creencia de que los medios masivos son los responsables de los fenómenos de masas que se dan en el medio.

Hay figuras que no han sonado en la radio,  de orígen ”underground”, como algunos exponentes de la música urbana, que se sustentan en la base rítmica de un programa de computadora no en un estudio, sino en la habitación de la cuartería de un patio, cuya música se difunde, se baja y se quema en las mismas computadoras, se convierten en fenómenos de popularidad, y desde allí emergen y son ellos los que se imponen en los medios tradicionales.

Quién les iba a decir a Los Pepes que iban a estar atronando en la radio y en la televisión entrevistados por Don Francisco?.

He visto cantantes amargados porque se han gastado  una millonada en discos, en promoción radial y en su imagen, que no han logrado ni el diez porciento de la proyección que han alcanzado Los Pepes, los Watagatapitusberry y los ‘’sapitos”, por citar tres ejemplos recientes.

No asimilan esos fenómenos de masas, como tampoco reparan en el hecho de que algunos  de esos casos suelen ser pasajeros, modas, relajos y chercha del momento, que no han llegado para quedarse, y que la gente al final los asume como artículos desechables.

Mientras tanto, que aprovechen al máximo su cuarto de hora con la gloria, sin olvidar que son equivalentes  a los fulgurantes segundos de un orgasmo con preservativo.

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