Hay que poner en el juego
a Ramón Orlando
Ramón Orlando es sin duda uno de los músicos más creativos e innovadores del grupo de los denominados ''clásicos'', y el que más aporte ha hecho a la música hecha por criollos en los últimos tiempos.
El único merengue que verdaderamente logró pegada en los últimos años (El Perro Ajeno, con Rubby Pérez), es de su autoría que, por cierto, ganó el premio como Merengue del Año. Todos los demás ''sonaron'' pero no se ''pegaron''.
Si Sexappeal llegó como salsero, fue gracias al trabajo de Ramón Orlando, porque si no, estuviera aún por ahi de guirero, que eso era lo que hacía.
Lo de Ramón no es improvisado, porque muchos del los éxitos de La Tribu de su papá Cuco Valoy, fueron instrumentados por él.
Cuando se lanzó con su orquesta La Internacional hizo de todo. Hasta se impuso como baladista, con aquella producción de Las Mil Maneras.
Cuando se fue al relajo, convirtió en éxito, uno de los temas satíricos y jocosos más populares de todos los tiempos, aunque muy controversial, como fue El Venao.
Hasta en las canciones de fe y de orientación religiosa ha tenido acierto el Hijo de la Mazurca.
Mientras los arreglistas sigan con el mismo esquema desfasado, ''quemado'', de los ochenta, seguirá el merengue desconectado del público.
Un talento como el de Ramón es el que le está faltando al merengue para encontrar de nuevo el camino del ''amarre'' con el público.
Mientras tanto, los boricuas están apostando a la sencillez, con los Tony Dize, Rakim & Ken Y a la cabeza, arrastrando al público con temas que no tienen ''ciencia''.
Ojalá que el hermano Ramón, haga un aparte en su ''pastorado'' en la iglesia, y le dé un poquito de ''fe'' a los feligreses del merengue.
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NIURKA BAEZ,
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