jueves, 15 de abril de 2010


RECORDANDO EL JOSÉ NIGHT CLUB


José Night Club fue uno de los clubes de espectáculos más ''encendidos'' que tenía el ambiente.

José, su propietario, venía con la experiencia acumulada del night club La Silla, donde luego operó el night club Safari de Freddy Jabes en la George Washington.

El José Night Club en el malecón era el lugar predilecto de los cronistas de arte de los ochenta, pues tenía un elenco de hermosas bailarinas, que presentan un show a la medianoche y otro a las 2:00 de la madrugada.

Todos los cronistas tenían su novia en el José Night Club...dije todos...aunque no habían tantos como ahora.

Pero, para poder salir con ellas, había que esperar a que terminara el segundo show de las 2:00 de la madrugada, al filo de la 3:00 de la mañana.

Tremendo trasnoche el que había que darse. Y nadie quería dejar de ir a recoger su bailarina al final del show, porque aparecía un tipo que te la ''tumbaba.''

Muchas son las historias qué contar del José Night Club, con todos los colegas esperando a que terminara el ''show'' para llevarse su hermosa bailarina, algunas de ellas verdaderas ''máquinas'' parecidas a las de Gladys Martínez y sus Bombones... mujeres monumentales.

Los cronistas de ahora, que ''se muden'', porque ya no hay nada de eso.

Recuerdo que Carlos Batista Matos llevaba un termo de café, para no dormirse en la espera, y cogió toda la cuerda porque una vez lo publiqué en mi columna.

Napoleón Beras, le agarraba el neceser a su chica, para obligarla a irse con él, y no se le desapareciera, porque algunas de ellas no eran muy ''cristianas'', que digamos.

Cuando venían a ver, se ''engachaban'' con un tipo que estaba viendo el show y dejaban a cualquiera''friendo tuzas'' esperando, después de un trasnoche.
 
Por eso Napoleón, como veterano al fin, le agarraba el neceser para que su novia no se le desapareciera.. Eso si, parecía una comadre con el dichoso neceser en la mano..

Había que ser vivo y despierto, porque el ambiente nocturno tenía su lenguaje y sus códigos, con la ventaja de que no existía la delincuencia de hoy en día, y se podía amanecer sin ningún problema.

La competencia era el Sexto Sentido del italiano Giani Sangrosi y otros clubes  que animaban la vida nocturna de la capital noche tas noche, las cuales por lo general terminaban en el ''after hours'' de Tony Echavarría Cambumbo, o  frente a un pipián con yuca de Blanquiní, un sancocho de La Canasta  de El Aurora, o con  Chino Estrella y un cocido de pata de vaca en La Marisol.

De eso, no queda nada....nadita de nada..
..

1 comentario:

  1. cuantos buenos recuerdos, esa epoca no volvera jamas en la vida amigo joseph.

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NIURKA BAEZ,
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