domingo, 20 de junio de 2010



Dulce con dulce sabe más dulce

Aunque como parte de su mercadeo Tito Swing apela a la fanfarronería y a la ‘’tiraera’’ propia de los mamberos y reguetoneros, (a la usanza de los luchadores  de los años setenta y ochenta), en una entrevista que le hicieron en el programa ‘’Emprendedores’’ enseñó su parte más sencilla y humana.
Dijo que era lavador de carro (ya Aníbal Bravo lo  había dicho, que Tito le lavaba el carro en el sector de San Juan Bosco donde tenía su oficina).
Pero el trabajo más gracioso  era el de vendedor de dulce al pregón.
Vendiendo dulce en una bandeja se ganaba Tito Swing la vida.
Sucedió que tenía una novia, y por nada del mundo quería Tito que ella se diera cuenta de que  él lo que hacía era vender dulce.
Con tal de que no lo descubrieran, obviaba pasar por la calle donde vivía la novia vendiendo dulce,  como también apelaba al recurso de que un ayudante cogiera la bandeja en ese tramo.
Pero un día la novia le cuestionó en torno a donde trabajaba y le planteó que no se casaría con un hombre que no trabaje.
Eso bastó para que Tito Swing al día siguiente pasara por el frente de la casa de la novia, con su bandeja voceado:
!Llevo dulce!, llevo dulce!, llegó el dulcero, vecina!, uuuuuiga!

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