Joseph Cáceres

El negocio de la discoteca

Ah, con que vienes con una discoteca, lobito...

Espero que no cometas los mismos errores del pasado.

Tan bien que te ha ido en su diseño de ropa. 

Pero permíteme decirte algo, a ver si de alguna manera te puede servir de orientación.

Uno de los negocios más riesgosos son las discotecas y lugares de entretenimiento para el público joven...

No solo por la escasa capacidad de consumo de la muchachada, que por razones que todo el mundo sabe no pueden echarse encima cuentas voluminosas, sobre todo con el abuso que cometen muchos establecimientos, que disparan los precios de las bebidas a niveles astronómicos.

A veces ve usted a un muchacho en una discoteca dando vueltas, con una cerveza caliente en la mano toda la noche, porque no tiene para ocupar una mesa.

No es rentable para algunos locales operar con los niveles de consumo de la muchachada, que en la mayoría de los casos, es más ''bulla'' que otra cosa.

Pero también hay algo con lo cual hay que contar al momento de hacer la inversión en un establecimiento orientado hacia los jóvenes.

La juventud es muy cambiante y veleidosa por una razón de edad...

Usted puede ver que llenan un local nuevo, atraídos por la novedad. Por meses convierten el sitio en el lugar de moda, y después, como se dice popularmente, ''le sacan los pies''.

Cuando el lugar se cree que está en su mejor momento, la clientela se va a otro lugar.

Cuando se aprenden un lugar, no hay quien los detenga ni retenga...

Es por eso que en Estados Unidos hemos visto discotecas que se mudan o que se someten a un constante plan de renovación y remodelación.

Con ello tratan de mantener al público el mayor tiempo posible.

Aquí lo podemos ver en Antonio Espaillat, que a cada momento le introduce cambios a Jet Set, y por ello el establecimiento se ha mantenido como favorito por más de 30 años.

Eso se llama estrategia, no es un invento, y bien harían algunos como tú, que invierten en ese tipo de negocio sin conocerlo, en tomar en cuenta esos detalles, aparentemente insignificantes, pero que son sumamente importantes, lobito, para poder defender los ''chelitos''.