Joseph Cáceres

OBJETIVO CINCO CUMPLE CON SU OBJETIVO

Tremendo programa el de Geraldino González en Telemicro.

No es que  esté haciendo en cuanto a producción nada que  los demás no  estén haciendo.

Lo que resalta es su contenido.

Aborda los temas puntuales y los problemas de la comunidad de manera objetiva y abierta, sin cortapisas ni censura, en reportrajes que raramente se ven en otros canales.

Esta semana se  le hizo frente al abuso de los bancos con las tarjetas de crédito, y los altos intereses que cobran a los usuarios.

No semencionaron las entidades de manera específica, pero las ilustraciones con los logos y locales de el Popular, BHD, Scotia Bank, Leon,  fueron más que suficiente para para que el televidente se diera cuenta de quienes los explotan con el gancho de las tarjetas de crédito, el gran negociazo de los bancos.

Siempre he dicho que es un absurdo el hecho de que en muchos casos tiene usted que pagar por tener su dinero en un banco (los servicios bancarios son cada vez más caros), cuando debería ser lo contrario.

Resalto la valentía de Geraldino, porque es difícil que eso se pueda ver en otros canales  cuyos dueños tienen intereses en el sistema bancario, o los productores de los programas de investigación temen perder los anuncios, y no se atreven a denunciar las violaciones a la Ley en que incurren casi todos  los bancos del país.

Parecería como si “la investigación” tuviera un límite en algunos “programas de investigación”

Otro tema interesante fue el de los parques, calles y áreas públicas cerradas por el Ayuntamiento del Distrito Nacional para someterlas a remodelación, manteniendo los trabajos paralizados como acontece con una calle en el sector de Gazcue, los parques de Guibia, el Eugenio María de Hostos o el abandonado mercado de Villa Consuelo.

Comunicación así es la que necesitamos, coprometida con el ciudadano, con los televidentes, con el pueblo.

Nuestra televisión está llena de programas  de entrevistas  y de opinión que en vez de servirle al pueblo son tribunas para congraciarse con los gobiernos, sus instituciones y el empresariado.

Más que programas, son espacios  “’recaudadores’’ manejados por gente que dicen ser “’comunicadores”, cuando en verdad no son más que “atrapacheles’’, que no cumplen con función alguna de importancia en lo que hacen.