Joseph Cáceres

Una prostituta a domicilio

En días pasados compartía con unos amigos en un bar de cigarros de la zona colonial, en cuya pantalla gigante de LCD en la pared se pasaba un programa de variedades de la televisión local.

De repente apareció una popular animadora ocasionando que el tema de conversación se volcara hacia ella.

Uno dijo que antes de llegar a la televisión ella era una ‘’chica beeper’’, o sea una de esas mujeres a las cuales se ‘’beepeaba’’ para obtener servicios sexuales a domicilio.

‘’Ahora debe ser una chica ‘’celular’’, porque ya los ‘’beepers’’ no se usan'', comentó otro.

A partir de ahí comenzaron las historias de como ella vendía placeres.

Uno de ellos narró la ocasión en que la contrataron para ir a bailar un lunes al Jet Set y luego terminar la ronda en un motel de Manresa, con amanecida.

Lo más chocante es que otro de los contertulios dijo también haber estado con ella, y que a ahora cuando coinciden  en algunos lugares, ella baja la cabeza, avergonzada, temiendo que la delaten ahora que es mujer de la televisión.

Varias historias se hicieron en ese Cigarro Bar en torno a ‘’debilidades’’ y ‘’habilidades’’ que tiene la chica en su rol de prostituta a domicilio pues la pintaron como ''muy caliente''.

Alguien trató de justificarla argumentando que lo hizo para costear sus estudios, como lo hacen calladamente centenares de jóvenes mujeres que cursan carrera en universidades del país y que siempre buscan ''ayuda''. 

Hay una a la cual un magnate de la televisión le da 20 mil pesos mensuales como ''ayuda'', pero vayan a ver qué tremenda hembra.

Debo decir que esas historias morbosas excitan, pero pude evitar sentir pena por ella...

Después de todo, uno tiene hijas...

Tan bonita...y tan por encima del bien y el mal que se ve.

Por eso es que dicen que las apariencias engañan...
Pero, luego del escándalo de la venezolana Alexa y sus historias fílmicas con un enano, cualquier cosa puede pasar con las figuras de la televisión local.