La Diferencia es la Funda
Por Orlando Holguín
Al leer los artículos de Joseph Cáceres sobre el servicio de algunos restaurantes y otro acerca de una importantísima cadena de supermercados, cuyo servicio cuestionaba, nos animamos a escribir este artículo sobre la cruda realidad de la atención al cliente en nuestro país.
La frase que dice que “la diferencia entre un perro dentro una funda y un consumidor dominicano, es la funda”, para nosotros es casi irrefutable. Debido a nuestra experiencia en el mundo de la mercadotecnia, nos atrevemos a aseverar que hay pocos consumidores en el mundo más maltratados y pisoteados que los dominicanos. En nuestros cursos siempre predicamos que a los pies de cliente se debe lanzar una alfombra de oro imaginaria, pues, sencillamente, el cliente es el rey. Pero aquí el maltrato al rey está a la orden del día. Es una rutina
¿Por qué las deficiencias en la atención al cliente en empresas de cualquier categoría y dimensión? A nuestro entender, las compañías están llenas de empleados que son felices los 15 y 30 (Días de Nuestra Señora del “Manejo”). Otros lo son desde el viernes a las cinco de la tarde (¡a beber!) hasta el domingo a las 10 de la noche. ¡Caramba caramba, ya viene el lunes! ¡Hay que ir a la fuñía empresa! Sucede también que, a veces, quienes dan el mal ejemplo son los jefes, pues tratan a empleados y subalternos como animales, y es que hay muchos que son perritos de dos patas con ropa. ¿Qué sucede entonces? Los empleados se la desquitan con el cliente, al que llaman necio y jodón. Lo ven como un interruptor de la chercha en que a veces se convierten algunos lugares de trabajo. Es más, hemos visto con nuestros propios ojos a más de un empleado deslizarse ¡safe! detrás de un escritorio o una puerta, todo por no atender a un cliente que viene a jo… la paciencia. (Se da mucho en oficinas del gobierno). En países avanzados, si un empleado comete una sola falta contra el cliente, posiblemente no lo cuente, pues ipso facto lo mandan a freír tusas para su casa.
También, a muchos nos ha pasado que al visitar negocios ubicados en zonas exclusivas (Ave. Abraham Lincoln, Churchill, Ensanche Piantini, Naco, etc.), la desteñía o jojotica (es peyorativo) que nos recibe ni siquiera levanta la mirada para por lo menos dar un saludo, que es lo que manda la buena educación y la correcta atención al cliente. Y es que, mientras más bonitos son estos maniquíes, a veces peor educación tienen. Claro, no estamos alegando que el mal servicio al cliente sea algo propio de jovencitas blanquitas y bonitas, tampoco de empresas ubicadas en zonas exclusivas, pero es allí donde uno quizás espera encontrar mejor trato, pues estos figurines generalmente son egresados de las más costosas universidades del país. En fin, es una cuestión de cultura, de educación, de formación y de criterio. Lamentablemente, en el pensum de las carreras universitarias no existe una materia que se llame más o menos “Comportamiento de un Buen Profesional”, sino la que se titula Relaciones Humanas, que muchos no aplican luego que salen con el título obtenido.
En la más grande empresa que ha tenido este país, aprendimos que una organización no es eficiente por sus grandes y elegantes edificaciones, ni por su pomposa decoración, tampoco porque haga mucha publicidad, como es el caso del supermercado del cual Joseph Cáceres se quejaba. Una empresa se hace grande y eficiente si el mejor activo que tiene está preparado para satisfacer las necesidades de sus clientes externos e internos: su personal.
Para colmo, los dominicanos somos masoquistas. Nos maltratan y damos más chances para que lo sigan haciendo. Si adoptáramos la más dulce venganza que existe cuando se nos maltrata en un negocio, entonces las cosas cambiarían. El desquite consiste en tomar la decisión de jamás volver adonde se nos maltrató, luego contárselo a diez personas, éstas diez se lo dirán a otras diez, y así, en un día más de 150 personas sabrán que hay una empresa que maltrata al cliente. Tarde o temprano ésta tendrá serias dificultades. Ah, y si la empresa que le da un mal servicio queda en la Avenida 27 de Febrero, esquina Avenida Winston Churchill (es sólo un ejemplo), entonces váyase por la Ave. Kennedy o por el Malecón, con tal de no pasar cerca de ella. ¿Una exageración, verdad? Pero ésa es la más cruel, reconfortante y efectiva venganza en el mundo de los negocios.
Creo que el artículo va a la raíz del problema.
ResponderEliminarAqui en Estados Unidos, hay tiendas que cuando los empleados nos pasan por el lado nos saludan y solamente nos pasan por el lado. No estan atendiendo gente, sino poniendo cosas en la estanteria.
A esos empleados se le concientiza sobre la importancia que tiene el costumer, pues sin el cliente la tienda quiebra.
Creo que debe haber -si acaso no la hay - seminarios tanto para los dueños asi como para los empleados, sobre la importancia que tiene la buena atención al cliente.
Se sabe que es difícil lidiar con gente, por eso es importante que las personas que están dando cualquier clase de servicio sepan como comportarse y saber manejarse con los clientes.
Ofrezcome que "Listin".
ResponderEliminar...Famacia Mella.
YO QUISIERA SABER QUIEN ES QUE VA A LEER ESO TAN LARGO. EL SR. HOLGUIN ROMPE TODAS LAS NORMAS DE LA COMUNICACION MODERNA EN CUANTO A LA LONGITUD DE SUS ESCRITOS. HOY EN DIA NO SE ESCRIBE TAN LARGO.
ResponderEliminarYO QUISIERA SABER QUIEN ES QUE VA A LEER ESO TAN LARGO. EL SR. HOLGUIN ROMPE TODAS LAS NORMAS DE LA COMUNICACION MODERNA EN CUANTO A LA LONGITUD DE SUS ESCRITOS. HOY EN DIA NO SE ESCRIBE TAN LARGO.
ResponderEliminarVamos entre todos a motivar al Sr.Holguin para que tenga su propia Pagina en Internet, y asi pueda publicar todos sus Kilometricos Escritos,es mas hasta el nombre se lo voy a regalar,se podria llamar, "El Listin de Holguin".
ResponderEliminarOjala este comentario llegue donde el escritor kilometrico y tome este consejo.
El Toro Macho.
leer no na cancer +_+
ResponderEliminarNo sólo que leer no da cáncer, sino que sólo tienen que saltar los comentarios del Señor Holguín. A mí me gustan. Entro a todos los comentarios de las pagínas de Joseph y veo que hay algunos anónimos que tienen como una pequeña surrapita. Señor, Holguín, dondequiera que se encuentra dígale, como decía un personaje de las malas comedias que hacen en Telemicro: ¡Ay, pero que envidia!
ResponderEliminarPero qué es lo son, incluyendo al Toro Macho, lectores o correctores de estilo de Periodismo? Siga adelante, señor holguín, trate de abrebiarlo un poco, pero no le haga caso a todos lo que digan en los comentarios, pues si fuera una porquería llena de faltas ortográficas y un disparate, no protestaran. El Toro Macho debe ser la vecina chismosa del varrio.
ResponderEliminarA Farmacia Mella que lea El Caribe.
ResponderEliminarAtentamente,
El Siglo.
Holguín, soy mercadologa y me gustó su artículo, dice muchas cosas que pasamos los clientes.
ResponderEliminarL. V. H.
Un articulo bien escrito y entonces nosotros como dominicanos al fin en vez de leerlo y analizarlo, como analfabetos que somos, lo primero que hacemos es criticar una nimiedad sin importancia.No veo que su articulo sea tan largo. Si a usted no le gusta leer no lo lea y ya. Eduquense por favor.
ResponderEliminarkalondi
Un consejo para Holguin y estoy seguro que el 100% de los lectores están de acuerdo: Cuando uno entra al Internet, hay demasiadas cosas que uno quiere hacer o websites que uno quiere ir/visitar. Pueda que sea interesante tu escrito, pero la verdad es que NO LOS LEO porque son demasiado largos. Fífate que la mayoría de estos comentarios son en base a la longuitud y no en base al contendio. Yo cuando entro al internet visito unos 15 sites, y leer tus escritos es algo imposible. No seamos susceptible a las críticas.
ResponderEliminarPor eso es que se nota tantas faltas ortograficas en la gente, el argumento del escrito se fue a la porra solo les llamo la atencion de no querer leer tanto.
ResponderEliminarL A