Por Joseph Cáceres
PODEROSO CABALLERO, ES DON DINERO...
Bien reza el refrán que dice ‘’cría fama y acuestate a dormir”’, a juzgar por los números que se manejan algunos productores musicales y arreglistas de música urbana.
Compositores y arreglistas de los que ahora se han puesto de moda con Pina Records, con Tony Dize, Rakim y Ken-Y y otros que últimamente emergen a través de ellos en el mercado puertorriqueño, le piden a cualquier cantante que quiera entrar en su línea sumas a partir de 15 mil dólares por un solo tema, lo cual hace imposible que cualquier artista local emergente pueda acogerse a esa tarifa.
Cierto es que han creado una plataforma exitosa, que ha impuesto en el mercado esa tendencia, desplazando con su impronta a sellos disqueros tradicionales, pero creando a la vez unas distorsiones que resultan chocantes, y que provocan más de una discusión en el ámbito musical.
Ello en razón de que paradogicamente productos que están lanzando y que la gente acoge como válidos, muchos de ellos no resisten un análisis estructural en el plano musical.
Parecería como si parte de la propuesta incluyera el sacar temas cruzados, algo que ningún músico tradicional, apegado a los criterios más rigurosos de los patrones ritmicos, permitiría, porque hablaría mal de su capacidad como profesional.
Sin embargo, eso se asume como parte de la moda, de un estilo, y de la manera de hacer música comercial que algunos jóvenes han encontrado, frente a lo cual ningún argumento es valedero, por aquello de que ‘’poderoso caballero, es don dinero”.
Compositores y arreglistas de los que ahora se han puesto de moda con Pina Records, con Tony Dize, Rakim y Ken-Y y otros que últimamente emergen a través de ellos en el mercado puertorriqueño, le piden a cualquier cantante que quiera entrar en su línea sumas a partir de 15 mil dólares por un solo tema, lo cual hace imposible que cualquier artista local emergente pueda acogerse a esa tarifa.
Cierto es que han creado una plataforma exitosa, que ha impuesto en el mercado esa tendencia, desplazando con su impronta a sellos disqueros tradicionales, pero creando a la vez unas distorsiones que resultan chocantes, y que provocan más de una discusión en el ámbito musical.
Ello en razón de que paradogicamente productos que están lanzando y que la gente acoge como válidos, muchos de ellos no resisten un análisis estructural en el plano musical.
Parecería como si parte de la propuesta incluyera el sacar temas cruzados, algo que ningún músico tradicional, apegado a los criterios más rigurosos de los patrones ritmicos, permitiría, porque hablaría mal de su capacidad como profesional.
Sin embargo, eso se asume como parte de la moda, de un estilo, y de la manera de hacer música comercial que algunos jóvenes han encontrado, frente a lo cual ningún argumento es valedero, por aquello de que ‘’poderoso caballero, es don dinero”.
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