Joseph Cáceres

Ya muchos interpretan que a El Cata se le podrían haber ido los humos a la cabeza. También se habla de que Rita Indiana (podría ser especulación) ya cogió su chin de “aceite”. De ser cierto, hay que aclarar que esas actitudes no son propias de artistas del patio. También pasa con artistas de Estados Unidos, por mencionar el país que siempre tomamos como referencia cuando nos conviene.

Fama y dinero no son malos, como quieren vendernos, pero sí podrían ser muy traicioneros, si no se saben asimilar y manejar. No todas las seseras están bien amuebladas para ellos. De coger carros públicos, mal comer, vivir en “olla”,  tener dos pantalones “asesinos” y vivir estrechamente, no resulta fácil pasar a  andar en vehículos de lujo, comer en buenos restaurantes,  comprarse ropas de marcas (aunque usted no sepa quien carajo es Tommy Hilfiger) y vivir en una torre.

Ahora bien, no sólo es El Cata. Muchos de la farándula “cogen aceite”, dan un cambio drástico, niegan su origen, se alejan de amigos, familiares y colegas y hasta llegan a negar lo más sencillo que puede dar un ser humano: un cordial saludo. Un buen ejemplo es Fernando Villalona, quien llega a un lugar y siempre saluda al más humilde de los que allí se encuentren. Hay artistas que piensan que su contacto con la gente común le va a quitar su condición de estrellas.

GILBERTO SANTA ROSA

A propósito de todo esto, recordamos que laborando para Chévere Nights, en Telesistema,  se iba a presentar Toño Rosario (aún estaba bien encumbrando) y nos mandaron a salir del camerino. Lo hicimos, bajo protesta, pues estábamos en nuestro lugar de trabajo, no detrás de un autógrafo o de lamberle la arepa al Cuco. Preguntamos (ironía incluida) si era el presidente de la república que nos iba a visitar.  Para evitar esta situación, los canales tienen un camerino especial, (de hecho, Telesistema lo tiene), pues tampoco estamos alegando que un artista tiene la obligación de compartir con todo el que merodea en un canal de televisión. Luego, también en Chévere Nigths, ocurrió lo mismo con Luis Fonsi, protestamos, pero según nos informaron quien pidió que saliéramos del camerino fue el empresario que lo traía. Recuerdo que nos negamos a salir. Luis Fonsi llegó, y por lo menos en esa oportunidad, pudimos comprobar que era uno de los artistas más amables y sencillos con los que nos hemos topado.  

Recordamos también que laborando como libretista para el programa Con Freddy y Milagros, en Telecentro, se presentaba Gilberto Santa Rosa, quien a petición aceptó un libreto que sobre él y con él haría Lumy Lizardo con el personaje de  La Periodista. El cantante lo disfrutó tanto, que hasta solicitó una copia para llevárselo.  Esa misma noche, estando el grupo de comediantes cherchando en un espacio semi abandonado que tenía Telecentro (en la Pasteur),  alguien entró y nos interrumpió: era Santa Rosa, quien fue a despedirse con un apretón de manos para cada uno y un “gracias por todo”. Por eso le llaman El Caballero de la Salsa.

En fin, la fama y el dinero no son para todo el mundo. Hay que tener el caco bien amueblado, pues en vez de convertirse en la felicidad, para muchas personas se convierten en la desgracia de toda su vida. En cuanto a Catalino, si es verdad que los humos están bien altos, alguien debe recomendarle que lo coja suave, pues el destino le puede tener preparadas muchas cosas mejores luego de su tema con Shakira, pero cuidadito si esa cabecita no está preparada para dos plantas.