Joseph Cáceres

CUALQUIERA PUEDE EQUIVOCARSE                                             

Hay realmente cosas que uno no entiende...

Luego de escribir y destacar las bondades de Retro Café, unos amigos se animaron a visitar el establecimiento por primera vez.

Al día siguiente me llamaron para quejarse por el hecho de que “les recomendé un lugar que no estaba en los niveles de sus gustos y preferencias”.

La queja fue por el alto volúmen de las bocinas en el área del bar, donde ellos se encontraban.

Decían que era tan fuerte el sonido de la música, que no les permitía conversar, y que optaron por marcharse del lugar.

“No puede ser...ellos le dan volúmen a la música en la pista, donde están los bailadores, lo cual es comprensible, pero atenúan el sonido en el área del bar para que la gente que está allí pueda hablar,” les dije.

Mis amigos contradijeron mi opinión, y ello me obligó a visitar de nuevo el lugar para comprobar en el terreno la realidad de los hechos.

Me situé con mi acompañante en el lugar donde había estado en otras ocasiones, y encontré que todo estaba normal.

La música “viva” y “alta”, pero en la pista, y en la zona donde estábamos sonaba a un nivel que se podía conversar.

Todo iba muy bien... Pero, de repente, un estruendo!. Parecía como si el diablo había hecho su entrada al lugar.

Habían subido el volúmen en el área  a un nivel casi insoportable.

Nos quejamos con el camarero y él, muy diligente, fue donde el DJ a pedirle que bajara la intensidad del sonido en el área donde estábamos.

Que va!...el tipo no bajó nada...siguió a todo dar. En vez de concentrar todos los decibeles en la pista, inundó todas las áreas que debían estar diferenciadas.

Dicho, hecho, y comprobado el caso, nos fuimos de allí, lamentando que habíamos hecho pasar un mal rato a un grupo de amigos que habían ido al lugar por lo que  habíamos escrito, según ellos mismos dijeron.

Es que uno a veces se equivoca, dándole crédito a un establecimiento que no tiene una definición de su blanco de público.

Aunque quizas si la tenga. Que decidieran orientarse con su música al público que concurre a las discotecas de barrio y a los colmadones que si no es con la música rompiéndoles el "huevo del oído", no están bien.

Eso tiene su explicación, porque hay unos tipos "arrebatados", "crackeados" que si no es con la música bien alta no disfrutan el “pase” que se han dado...

Las cosas han cambiado mucho, y hoy día hay lugares elegantes y de buen gusto de repente dan un cambio radical en su formato y sistema, para caerle atrás a la plebe, sin importarle bajar su categoría.

Y aunque dicen que eso lo hace “la crisis”, y se quiere justificar con el refrán de que ''la necesidad tiene cara de hereje'', nunca me cansaré de referir el ejemplo a Jet Set, donde Antonio Espaillat y Doña Grecia se mantienen haciendo cambios, pero siempre para mejoría, apegados a la decencia y al buen gusto. Por algo tienen 4 décadas con ese establecimiento siempre arriba...