Joseph Cáceres

Shakira cantando y bailando merengue en el Madison vestida de "felina", mientras aquí hay gente buscándole "la sexta pata a la gata"

YA NO ES LA QUINTA, SINO LA SEXTA

Por Orlando Holguín

Ya no le buscamos la quinta pata al gato, eso quedó atrás. Estamos ensayando buscarle la sexta. Fuimos y somos escépticos con el merengue de calle, pero luego de lo que pasó con la bachata y el reggaetón, debemos ser cautos a la hora de rechazar ritmos, mezclas, artistas, movimientos e inventos musicales. Lo que acontece hoy día con los gustos y preferencias (de la juventud), es digno de ser analizado por los más encumbrados sociólogos, y hasta para ellos podría resultar difícil dar una explicación contundente y precisa. Si el merengue de calle es basura, si es merengue o no, si sus máximos exponentes son muchachos de estratos sociales bajos, sin educación, con problemas de conducta, esos son otros quinientos que corresponderá a los expertos y a la historia analizar y juzgar.  

Shakira no está entre nuestros artistas favoritos, (y a ella qué carajo le importa eso). Sin embargo, en base a ángel (gracia), movimientos de cadera y una maquinaria de mercadeo y promoción, ella hoy es la número uno. En momentos en que ya no existen las Rocío Durcal, las Rocío Jurado, las Ángela Carrasco, las Yolandita Monje, las Yuri, las Gloria Trevi (sus “gallolocadas” casi la sepultan), en un tiempo donde los gustos musicales son tan pocos predecibles como promiscuos, la paisana de El Gabo se ha adueñado del primer lugar. Claro, a esto hay que sumar que la chica es compositora, y quien escribe canciones a veces le lleva muchas millas al cantante que debe esperar que otro le cree una canción a su imagen y semejanza. (Ejemplo, Luis Miguel). Pero la calidad de Shakira no es el foco de nuestro tema.

Shakira vino a al país y se fue a un sector popular a grabar merengues de calle. Muchos no lo podíamos creer. ¿A grabar con quién?, preguntábamos con escepticismo. Pero sí, vino, toda ella, sencilla y espontánea (dicen que hasta comió pica pollo y chimis) grabó con El Cata “Ella es loca con si tiguere” y se fue.

EL CATA

Al oír el tema, los expertos “musicólogos” comenzaron a decir que eso no era merengue de calle, que el tema lo dañaron, que la voz, que esto y que lo otro. Parece que algunos querían el swing de los Hermanos Rosario, el sabor de Johnny Ventura, o que la Shaki cantara al estilo de Milly y Olga Tañón, grititos incluidos. Muchos no se dan cuenta que esta muchacha no es una gallo loco (gallina loca aún no ha sido aceptado por la Real Academia de la Lengua del Pueblo), a la cual se le cogió grabar un merengue de calle porque estaba deprimida, porque no tenía nada qué hacer o debido a que se había dado unos tragos. Muchos todavía no aceptan que, el hecho de que Shakira grabe un ritmo que todavía está a prueba, como lo es el merengue de calle, es un acontecimiento de grandes dimensiones y, como bien decía Joseph Cáceres, tenían que ser los puertorriqueños los que ofrecieran declaraciones contundentes y ventajosas al respecto. El hecho de que Shakira Isabel Mebarak Ripoll cante “Ella es loca con su tiguere” en el Madison  y luego lo hiciera en inglés en The Late Show, de David Letterman, donde no llevan a cualquier “matachinchas”, es algo trascendental para nuestra música. Y hay que esperar a ver hasta donde podría llegar el asunto.

Finalmente, esperamos que algunos no se dispongan a seguir buscándole la sexta pata al gato, con las últimas declaraciones de la colombiana. Como todo artista en la cúspide que debe generar opinión, ella declaró que se crió bailando merengue. No hay razón para ponerlo en duda. Incluso Joseph había narrado que la conoció cuando Las Chican estaban en su apogeo y la hoy millonaria intérprete daba tumbos buscando un chance. Ah, que es ahora cuando viene a decirlo. ¡Cojoyo, lo dijo en el momento preciso! En el que las estrategias mercadológicas le indican que debía hacerlo. Muchos de la edad de Shakira (32 años), en Sur y Centro América, crecieron bailando y escuchando merengues. Específicamente a Colombia iban casi todas las orquestas merengueras pegadas de ese entonces, dizque a cantarles a los... dejémoslo ahí.  Así que no fuñamos la paciencia y detengámonos a pensar en el empujón que recibe el merengue, que está en cama desde hace mucho tiempo, y gracias al tema de Catalino y a Shakira, está sonando en estos momentos, no importa que sea de calle, de cuneta o de cloaca.