Joseph Cáceres

ARTISTAS UNIDOS...DONDE?

Por Orlando Holguín

En todas partes, los artistas se unen hasta el tuétano. De los más unidos, se podría mencionar a los mexicanos, pero los hay en otros países del área. Recordamos que en una ocasión, José Luis Rodríguez (El Puma) rodaba una novela en México. Por algún inconveniente, el cantante abandonó la filmación y dio algunas declaraciones que no cayeron bien. Enseguida, los mexicanos, que no permiten que un extranjero ni siquiera los señale con el índice, le hicieron un boicot al hoy cachorrito (ya está “peliaíto”). En Venezuela respondieron con igual actitud contra los artistas mexicanos.  Por suerte, el impasse tuvo  un final feliz.

En nuestro país, los artistas populares, los trabajadores de la televisión, de la radio y de otros ámbitos, no se unen ni para comerse un mangú. Aquí, cada quien su vida, como el título de la obra del mexicano Luis G. Basurto. Y como decía el tema del difunto Milton Peláez, “por eso estamos como estamos”.

Mientras eso pasa aquí, en Estados Unidos, la Writers Guild of America (WGA), el  Sindicato de Escritores y Guionistas, con unos 12 mil miembros, paralizó la producción de cine y televisión. ¿Acaso los actores se fueron a favor de los productores? No, el Screen Actors Guild (en español, Sindicato de Actores de Cine) apoyó a los guionistas, y por poco toda la industria se va pal carajo. ¿Cuándo aquí? Recordemos el pleito reciente en los tribunales, entre Guillermo Cordero y varios actores de teatro. Al final hubo un grupo que se “culipandeó”.   

 

Volviendo a la tierra del Tío Sam, en los créditos de las películas norteamericanas, al lado del nombre del editor, aparecen las siglas ACE, que es la American Cinema Editors (Editores de Cine de los Estados Unidos). El Sindicato de Actores de Cine (SAG) es tan fuerte e independiente, que tiene su propia premiación,  sin importar que algunos premios no coincidan con el Oscar.

Los Editores también tienen sus premios. Es más, hasta los Dobles están unidos en la Stuntmen’s Association of Motion Pictures, que vendría siendo la Asociación de Dobles de Películas. Estos no son enganchaos, ya que poseen hasta su propia escuela para la preparación de Dobles y también realizan una vistosa premiación. Si los Dobles se fueran a huelga, habría problemas con algunos rodajes, pues aunque Jackie Chan, Tom Cruise y  otros actores se arriesgan en escenas muy peligrosas, la mayoría de los actores utiliza Dobles hasta para deslizarse por una pendiente.

Allá también deben estar unidos los camarógrafos, electricistas, maquillistas y hasta el más insignificante de los que intervienen en una producción cinematográfica o de televisión. Es decir, no hay discriminación, porque un actor no esté a la altura de un Al Pacino, o porque un director no le dé ni por los tobillos a un Oliver Stone.

¿Y la unidad de los artistas dominicanos? Bien, gracias, ¿y usted? Si en México hacen lo que en una ocasión le hicieron a Tania Báez (¿recuerdan?) en una tarima, a quien apean es al artista, aunque sea Elvis Presley o Ella Fitzgerald que salgan de sus tumbas. Es más, si actuáramos como en otros lados, aquí existiría (y no se rían) hasta la “ASOGÜIDO”, Asociación de Guireros Dominicanos, por mencionar al más denostado de los ejecutantes de una orquesta merenguera.

Finalmente, por todo lo expuesto anteriormente, nos atrevemos a especular que los artistas del patio deben estar entre los más desunidos del mundo. Pero algo peor: debemos ser también el único terruño donde las viejas glorias del canto son echadas a un lado, mientras que en otros países los Pedro Vargas, los Yupanqui y los Mercedes Sosa mueren con el micrófono en las manos, cantando. 

Finalmente, veamos  cuantos gremios artísticos que funcionen de verdad hemos tenido en esta Res-pública, vamos a ver… AMUCABA… AMUCABA… AMUCA… AMU… Sí, sólo la pobre y olvidada AMUCABA. ¡Ay, qué falta  hace el laborioso Guillermo Lacrepaux!  Nos parece verlo trajinar por Don Bosco, con su sombrerito y su maletín, quizás haciendo una diligencia a favor de un mal agradecido que hoy no se lo agradece y tal vez ni se acuerde que él existió.