Joseph Cáceres

Se cree que los artistas y las figuras públicas son ostentosos por naturaleza, sin embargo pienso que en muchos casos se trata de una condición adquirida, que impone el mismo medio.

El cantante que logra ascender a la popularidad y adquiere fama, lo primero que debe hacer es ''montarse en un buen vehículo'', pues de lo contrario la misma gente se encarga de difamarlo.

Igual ocurre con los políticos que llegan a cargos públicos, como a los del PLD, a los cuales les acuñaron el eslogan de que “andaban en chancletas y hoy andan en jeepeta”.

Mire compadre, si un funcionario se queda andando en su viejo Lada o en su cepillo, después de  ascender al cargo, lo califican  de miserable, barriotero y “quedado”, pues estando en una alta posición  anda montado en un vehículo similar al de cualquier persona común y corriente.

Eso me lleva a recordar al abogado Leonel Fernández, cuando transitaba en el famoso “cepillo asesino", que almorzaba en los comedores de la Ciudad Colonial, y le “pichaba su juego” a las camareras, como una que hay en el Mesón de Luis, que no se cansa de decir que fue novia del actual presidente de la República, en cuya pared hay un cuadro con un recorte del periódico El Nacional enmarcado, donde ella habla de sus aventuras con Leonel Fernández.

Dicho sea de paso, ella cree que por el hecho de haber sido novia de Leonel en sus tiempos de ''olla'', el presidente debe tenerle una ''distinción'', y lo califica de "ingrato".

Se olvida de que Leonel, como muchos otros, le sacaba "ventaja" al hecho de tener una novia camarera o cocinera de un restaurante.

Siempre la comida le llega mejor “salseada” y con algún “bonus extra”, que no consiguen los comensales comunes y corrientes. Con la otra ventaja de que es posible "echar un fiao" hasta que cobre el 25 o cuando se cumpla la quincena.

Pero volviendo al asunto, imposible pedirle a Leonel Fernández que se comporte igual a cuando era un simple abogado que “se la buscaba’’ en el Palacio de Justicia de Ciudad Nueva.

No es lo mismo ni es igual.

La gente obliga a los artistas a tener buenos carros. Por ello lo primero que hizo Tito Swing, desde que pegó “El Café”, fue comprarse una jeepeta. Aunque usada, pero le cambiaba el estatus, ya que de lo contrario lo iban a seguir viendo como "el carajito que lavaba el carro de Aníbal Bravo en el sector de San Juan Bosco".

Ya les conté que Sergio cambió de carro una vez que salía hacia el extranjero, y en el peaje se encontró conque en el carril adyacente iba Peña Suazo en un Mercedes, quien bajó el cristal del vehículo para saludarlo, mientras echaba el dinero en la canasta.

El con tantos años siendo figura andando en un carrito, mientras Peña, que hacía poco  se había “subido en el palo”, manejando un Mercedes.

Ahí mismo decidió también comprar un Mercedes y una Hummer, porque nadie le iba a él a echar vainas ni "'guararé".

No soy artista, pero en mi condición de figura pública he sufrido los embates de las exigencias de la gente. Y lo voy a narrar con un par de anécdotas, para que se vea que comprendo por qué los artistas  y las figuras públicas están obligados ‘’a carabina” a cambiar su estilo de vida, empujados por la popularidad, la fama, y las exigencias de la gente.  Paradogicamente, mientras  la gente es más "jodida" más lujos le exige a los artista.

En una ocasión en que caminaba por la calle El Conde, hacia la “esquina de Radhy” en la  José Reyes, cuando iba pasando frente a Petrus escuché uno voz que gritó: !Diablos, miren a Joseph Cáceres andando a pie...parece que está en mala!.

Y como no iba a andar a pie por la calle El Conde, si es peantonal?. Me dieron ganas de decirle dos vainas, pero me contuve y seguí mi camino.

Después de todo uno no puede estar aclarando necedades a la gente en la calle.

Pero luego tuve otra experiencia con la que también ''me quillé''.

Como parte de un plan de ejercicios compré una bicicleta para correr en el Mirador.

Residía cerca del parque, por lo que podía ir desde mi casa  a la Avenida de la Salud , montado en mi bicicleta.

Solo tenía que cruzar una calle para accesar al parque Mirador. Una mañana en que que me desplazaba hacia el área escuché una voz que retumbó a mis espaldas.

-Joseph Cáceres andando en una bicicleta!. Quién lo iba a decir?...Por eso es que hay que guardar los chelitos para luego no andar pasando trabajo. Mírenlo, mírenlo!

Les juro que a mi ‘’me subieron  y me bajaron’’ del pique.

El tipo ni siquiera reparó en que andaba en pantaloncitos cortos y franelita para montar bicicleta porque hacia ejercicios.

Me dieron ganas de devolverme, quitarme una gorra que llevaba y darle 50 cachuchazos, por fresco y atrevido.

Pero otra vez me contuve, porque no hay que pelearse con la gente.

Me fui pensando:

“Si este “hijoeputa” supiera que en el edifico donde vivo no me caben los vehículos en el parqueo, y tengo que guardar algunos en la marquesina de la casa de mis hijos?.

Como pueden ver, en nuestro país es casi un delito, un sacrilegio, que usted no tenga carro, y en el caso de los artistas, debe ser de lujo.