jueves, 14 de octubre de 2010


UN PASITO PARA  ATRAS, POR FAVOR...

Hay una conocida teoría de los americanos que se resume en español en que “si algo está funcionando bien, para qué arreglarlo”.
Aquí somos especialistas en estar arreglando cosa que por lo general están bien, dentro de los planos relativos en que nos desempeñamos pues como saben siempre buscamos comparaciones con naciones desarrolladas que una cultura muy distante de la nuestra.
Queremos ser como Estados Unidos, vivir como los americanos y escoger su patrón de comportamiento, aplicando desde esa óptica un rasero, donde lo que no se hace a su imagen y semejanza, no sirve.
Nos aplicamos modelos, códigos y  procedimientos de sociedades europeas,  como el dódigo penal por ejemplo, que aquí solo sirve para favorecer a los delincuentes, y nos venimos a dar cuenta de la metida de pata, cuando ya tenemos el zapatazo en el cuello.
Con la teoría de querer arreglarlo todo, en muchos casos se quiere proyectar la idea de que se está trabajando.
Lo que está operando bien, pero fue obra otro gobierno, hay que desacreditarlo para tratar de justificar su replanteamiento. En el fondo lo que se busca es dañar lo que de bueno hubo en la pasada gestión.
Lo de la continuidad del estado aquíu es un mito, y  los ejemplos están ahí por montones.
Nada ilustra mejor que vivimos en un  país de lo absurdo cuando en materia de tránsito terrestre recordamos de nuevo aquella amenaza de Hipólito  en campaña (que por suerte no cumplió cuando fue presidente) de rellenar los túneles  y tumbar los elevados que en el gobierrno de Leonel se construyeron en las principales vías de la capital porque aquí lo que hacía falta era sembgrar yuca y batata.
 Dentro de esa misma línea quiero inscribir lo quen hicieron  con la Autoridad Metropolitana del Transporte  (Amet), que era una entidad enfocada al tránsito independiente que sustituyó a los viejos policías de tránsito de bombin blanco, que parecían policías de la India, y que ahora solo se utilizan para la ruta presidencial en la ciudad.
Esa entidad, con atuendo atractivo, que usaban sombreros de vaquero, para diferenciarlos, estaba formada por jóvenes bien entrenados, fornidos, educados, a los cuales en su etapa inicial no se les entendía porque estábamos muy acostumbrados al desorden.
Decían que esos policías de Amet eran muy agresivos con los ciudadanos y que no podía esta entidad estar al margen de la Policía Nacional, sin darse cuenta de que con ellos nos iban a sacar de “guatemala para meternos en guatepeor”
Hasta porque tenían un salario diferente a los demás agentes de la policía criticaban a los de Amet.
Tanto insistieron en integrar la Amet a la cuestionada y desacreditada Policía Nacional que  el proceso se dio, para desgracia de la ciudadanía, que pronto comenzó sa sufrir y a pagar las consecuencias.
Sólo hay que ver los alfeñiques policías de Amet de ahora y compararlos con los de antes.
Las motocicletas de “deliverys” de colmados destartaladas en que a veces andan.
Su ropa remendada y estrujada a veces, muy lejana de aquellos uniformes imponentes que tenían los angentes de antes.
Muchos agentes en las esquinas deteniendo conductores y motores para poner multas, mientras en tránsito en las calles es un solo caos.
Lo peor está en la violencia con la que se comportan, agrediendo ciudadanos, disparando  y matando gente indefensa hasta porque no  se obedece una señal de pare.
Quienes impulsaron que la Policia Nacional absorviera a la Amet no saben el daño que le hicieron al país.
La violencia que se le atribuía a los primeros agentes de Amet es una “’chivita”delante de ahora.
Los “genios” que impulsaron la caótica situación ahora hablan de volver a la anterior situación con Amet.
Aquí se cumple aquello de que tanto quiso arreglar el diablo al hijo, hasta que le sacó un ojo.
Y nosotros si sabemos  cual ojo fue el que “el diablo” le sacó a la Amet....

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NIURKA BAEZ,
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