YA NADIE PIDE "UNA LIMOSNITA POR EL AMOR DE DIOS"...AHORA ES

HASTA PARA BEBERSE UN POTE, 


A LA FRANCA!

Los pidilones o pigueños tienen a la gente sensata harta en este país.

Este es uno de los países donde más se pide.

El pedir forma parte de la cultura dominicana, porque históricamente este ha sido un pueblo de gente a la que le gusta el “dao”.

No se si todavía se usa, pero cuando era niño había gente que iba de casa en casa con un cuadro de la Virgen de la Altagracia o del Corazón de Jesús, pidiendo una “limosnita por el amor de Dios”.

Tenían hasta preparada una gran alcancía, donde el donante echaba las monedas dizque “para la virgen”.

Siempre me provocaba curiosidad este hecho, porque como inquieto al fin, veía que el dueño de la virgen vivía más o menos bien sin dar un golpe.

Aquí usted no puede salir a la calle, sin que le caiga encima un tipo diciendo que siempre lo ve en televisión, y hasta le echa el brazo, para de inmediato decirle que “necesita un pasaje”, o algo para comprar la cena.

Esto sin contar los que andan con una receta, porque tienen la madre interna en el Moscoso Puello.

O el que en la estación de gasolina le pide para un galón, porque el carro se le quedó a solo una cuadra.

Si se queda un rato en el lugar, acechando, verá para cuántos galones el tipo consigue, porque a todo el que va a echar gasolina le dice lo mismo, sin tener ningún carro.

Están los muchachos que limpian cristales, los limpiabotas, las mujeres haitianas con un niño durmiendo al hombro, los que cobran parqueo en las calles con un ticket, como si el espacio fuera de su propiedad.

Está el policía que “te pica”, las mujeres que piden para “cerveza”, el vago descarado que quiere “completar  un pote”.

Están los “pica pica” del palacio de gobierno, los limpiasacos de los políticos en campaña.

Ay de la figura pública que dé una suma que esté por debajo de las exigencias del que pide!. Es capaz de tirarle la moneda al piso, de maldecirle  y de mentarle la madre por tacaño.

Pero no vayan a creer que solo piden los pobres.

Aquí hasta los ricos piden, y claro está, en proporción más alta que los infelices de la calle.

Es como el cuento del individuo que se encontró en la acera una moneda de cinco pesos.

Dijo que no era verdad que por cinco pesos se iba a agachar a recogerlo. Así que sacó de su cartera una papeleta de cien pesos, la dejó caer sobre los cinco pesos y entonces dijo: “Yo no me agacho a recoger cinco pesos, pero ciento cinco si”, y acto seguido tomó el dinero, se lo echó en el bolsillo, y siguió su camino.

Así hacen algunos ricos que también piden.

Algunos de ellos, que tienen capacidad de comprar boletas para los shows y conciertos, los ve usted mendigando pases de cortesía.

El pedir, definitivamente es parte de la idiosincracia y de la cultura de muchos dominicanos.

No negamos que algunos lo hacen por necesidad, pero otros lo tienen como negocio.

Cuántas veces el gobierno no ha sacado de la ciénega y de los barrancones a familias pobres y les han dado casas, que luego venden o alquilan para retornar al mismo lugar de donde fueron trasladados, con el mismo cuento de que son infelices y humildes personas a los que el rancho se les está cayendo encima, sin que nadie acuda en su auxilio?.

Si usted es una figura público, tiene que tener menudo de cien, de cincuenta y de 25 para poder "boronear" a los pidilones.

Tiene que incluirlo en su presupuesto mensual, porque de lo contrario lo “acaban” y riegan la mala fama de que usted es más duro que un palo de caoba, como dicen de Rafa Rosario, de Kinito, José Peña Suazo, de Wilfrido, Rubby Pérez.

Uno no sabe qué tan cierto será eso, pero los ‘’pica pica’’ de la farándula han regado esa versión...