martes 15 de enero de 2008
Te Están Facturando
Hace poco en una reunión de amigos algunos artistas y comunicadores del área del espectáculo discutían en torno al tema de la invasión a la privacidad de las celebridades y de las figuras públicas.
Uno de ellos se consolaba al llegar a la conclusión de que por suerte en nuestro país no existen los “paparazzi” que mantienen en “jaque” a los famosos de otras partes.
Qué ingenuo... porque los que así piensan no se imaginan que sobre ellos se cierne un sistema de observación más poderoso que el de los “paparazzi” faranduleros de los que creen haber escapado.
El “paparazzi” consume largas horas, días y noches en procura de la foto de la privacidad de un artista o de una figura pública que dependiendo de su fama, espectacularidad e importancia venderán luego a publicaciones especializadas que pagan miles de dólares por una exclusiva.
Son los profesionales de ese oficio, que si no fuera por ellos poco se conocería de la cara oculta de los famosos.
El nivel de acechanza al que me refiero es el que mantienen organismos de seguridad del estado que abarca a ricos, potentados y famosos del país, de los cuales se archivan fotografías, filmaciones, grabaciones, cifras y datos de sus más íntimas y secretas actividades comerciales y personales.
Agentes de seguridad, bien entrenados, se dedican a recabar información confidencial sobre la vida de las figuras públicas, incluyendo funcionarios y dirigentes políticos, que luego utilizan de manera muy discrecional.
Conocen las mujeres que “pegan cuernos” y a los hombres que también lo hacen.
Saben donde alguna gente se reúne y de lo que habla, todo ello bajo el pretexto de mantener la “seguridad del estado”.
El proceso que llevan a cabo, como verdaderos paparazzi”, se desarrolla de manera secreta y confidencial, y nadie escapa a ese “ojo observador” instaurado desde la era de Trujillo, que prosiguió cuando Balaguer y que se mantiene hasta estos días.
Un ex-jefe del servicio secreto de la policía del gobierno de los doce años de Balaguer nos llegó a revelar que éste le pagaba “por la izquierda” un dinero extra para que le mantuviera informado de todos los movimientos de ciertos generales que estaban en su entorno.
“Pero, como yo no soy pendejo, sabía que así como me pagaba para que le chequeara a esos generales, de seguro que también él le pagaba a otro para que me chequearan a mi, sin que yo me dira cuenta. Eso hacía Balaguer para tener control de todo”, me explicó.
Igual sucede hoy con los que operan esos servicios a nivel nacional.
No han faltado oficiales que “metidos en trago” han hablado más de lo debido revelando datos y detalles de algunas de sus investigaciones.
Escucharles decir que a fulano o a mengano le montaron un operativo para ver si era verdad que era “pájaro”.
Como el caso del productor y conductor de un programa de televisión de los años ochenta, al cual le montaron una vigilancia en una ocasión en que visitó la ciudad de Santiago y se alojó en el hotel Matum.
Camareros policías y personal de servicio encubierto estaban encargados de chequear y llevar cuenta de los hombres que eventualmente entraran a la habitación del productor de televisión al que vigilaban sin que se diera cuenta.
Y todo para ver si era verdad que era “pájaro”...
El DNI tiene un gran volúmen de fotografías de ciertos personajes que se dedicaron en una playa de Juan Dolio a grabar películas pornográficas.
Entre muchos otros expedientes, poseen fotos de políticos entrando y saliendo de la cabaña Extasis, el Adrómeda y otros refugios de placeres.
Chicas de casas de modelaje ofreciendo servicio “expreso” a figuras públicas y a millonarios que para no “quemarse” se alojan por dias o por horas en habitaciones de hoteles de lujo.
A un conocido empresario disquero, que tiene afición por los casinos, lo “facturaron” en el hotel Meliá, donde suele alquilar una habitación a la que sube a divertirse, luego de jugar algunas “manitas” en el Diamante.
Figuras del medio que se hacen pasar como muy serias y respetables, de las cuales tienen material confidencial donde aparecen dándose “pases” de drogas o en una que otra “cundanguería”.
A ciertas figuras del merengue, a las que al parecer no quieren molestar ni apresar, los tienen ubicados surtiéndose desde sus automóviles en algunos puntos de droga de la parte alta de la capital.
Información amplia, abundante, que abarca a gente que nunca ha imaginado qué tan de cerca la tienen chequeada y comprometida en todos sus actos y movimientos.
Todo esto bajo la excusa de que se trata de asuntos ligados a “la seguridad del estado”.
A los presidentes de la República se acostumbra a rendirles un informe diario, temprano en la mañana, de todo lo que ha acontecido en el país el día anterior.
Más que mantener “la seguridad del estado”, algunos se vacilan y disfrutan de los detalles de hechos que algunos ingenuos creen que hicieron en secreto.
El día en que aqui suceda como en los Estados Unidos, que se desclasifican documentos secretos del FBI y de la CIA, se van a caer muchos altares.
Uno de ellos se consolaba al llegar a la conclusión de que por suerte en nuestro país no existen los “paparazzi” que mantienen en “jaque” a los famosos de otras partes.
Qué ingenuo... porque los que así piensan no se imaginan que sobre ellos se cierne un sistema de observación más poderoso que el de los “paparazzi” faranduleros de los que creen haber escapado.
El “paparazzi” consume largas horas, días y noches en procura de la foto de la privacidad de un artista o de una figura pública que dependiendo de su fama, espectacularidad e importancia venderán luego a publicaciones especializadas que pagan miles de dólares por una exclusiva.
Son los profesionales de ese oficio, que si no fuera por ellos poco se conocería de la cara oculta de los famosos.
El nivel de acechanza al que me refiero es el que mantienen organismos de seguridad del estado que abarca a ricos, potentados y famosos del país, de los cuales se archivan fotografías, filmaciones, grabaciones, cifras y datos de sus más íntimas y secretas actividades comerciales y personales.
Agentes de seguridad, bien entrenados, se dedican a recabar información confidencial sobre la vida de las figuras públicas, incluyendo funcionarios y dirigentes políticos, que luego utilizan de manera muy discrecional.
Conocen las mujeres que “pegan cuernos” y a los hombres que también lo hacen.
Saben donde alguna gente se reúne y de lo que habla, todo ello bajo el pretexto de mantener la “seguridad del estado”.
El proceso que llevan a cabo, como verdaderos paparazzi”, se desarrolla de manera secreta y confidencial, y nadie escapa a ese “ojo observador” instaurado desde la era de Trujillo, que prosiguió cuando Balaguer y que se mantiene hasta estos días.
Un ex-jefe del servicio secreto de la policía del gobierno de los doce años de Balaguer nos llegó a revelar que éste le pagaba “por la izquierda” un dinero extra para que le mantuviera informado de todos los movimientos de ciertos generales que estaban en su entorno.
“Pero, como yo no soy pendejo, sabía que así como me pagaba para que le chequeara a esos generales, de seguro que también él le pagaba a otro para que me chequearan a mi, sin que yo me dira cuenta. Eso hacía Balaguer para tener control de todo”, me explicó.
Igual sucede hoy con los que operan esos servicios a nivel nacional.
No han faltado oficiales que “metidos en trago” han hablado más de lo debido revelando datos y detalles de algunas de sus investigaciones.
Escucharles decir que a fulano o a mengano le montaron un operativo para ver si era verdad que era “pájaro”.
Como el caso del productor y conductor de un programa de televisión de los años ochenta, al cual le montaron una vigilancia en una ocasión en que visitó la ciudad de Santiago y se alojó en el hotel Matum.
Camareros policías y personal de servicio encubierto estaban encargados de chequear y llevar cuenta de los hombres que eventualmente entraran a la habitación del productor de televisión al que vigilaban sin que se diera cuenta.
Y todo para ver si era verdad que era “pájaro”...
El DNI tiene un gran volúmen de fotografías de ciertos personajes que se dedicaron en una playa de Juan Dolio a grabar películas pornográficas.
Entre muchos otros expedientes, poseen fotos de políticos entrando y saliendo de la cabaña Extasis, el Adrómeda y otros refugios de placeres.
Chicas de casas de modelaje ofreciendo servicio “expreso” a figuras públicas y a millonarios que para no “quemarse” se alojan por dias o por horas en habitaciones de hoteles de lujo.
A un conocido empresario disquero, que tiene afición por los casinos, lo “facturaron” en el hotel Meliá, donde suele alquilar una habitación a la que sube a divertirse, luego de jugar algunas “manitas” en el Diamante.
Figuras del medio que se hacen pasar como muy serias y respetables, de las cuales tienen material confidencial donde aparecen dándose “pases” de drogas o en una que otra “cundanguería”.
A ciertas figuras del merengue, a las que al parecer no quieren molestar ni apresar, los tienen ubicados surtiéndose desde sus automóviles en algunos puntos de droga de la parte alta de la capital.
Información amplia, abundante, que abarca a gente que nunca ha imaginado qué tan de cerca la tienen chequeada y comprometida en todos sus actos y movimientos.
Todo esto bajo la excusa de que se trata de asuntos ligados a “la seguridad del estado”.
A los presidentes de la República se acostumbra a rendirles un informe diario, temprano en la mañana, de todo lo que ha acontecido en el país el día anterior.
Más que mantener “la seguridad del estado”, algunos se vacilan y disfrutan de los detalles de hechos que algunos ingenuos creen que hicieron en secreto.
El día en que aqui suceda como en los Estados Unidos, que se desclasifican documentos secretos del FBI y de la CIA, se van a caer muchos altares.
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NIURKA BAEZ,
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