LA CRONICA ESTA "CRONICA" POR ANACRONICA

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Hay expresiones del arte que se han perdido en el tiempo.
Por ejemplo los declamadores, que tanto brillaban en el pasado con sus furtivos versos recitados en actividades sociales, en clubes, tertulias y fiesta de amigos.
En los años cincuenta y sesenta el que recitaba poemas era visto como un exponente muy culto y refinado y hasta le llamaban "el poeta".
Eso quedó en la historia, y ni siquiera vestigios quedan de Angel Torres Solares, Carlos Lebrón Saviñón, Frank Adolfo,  y de recitadores como Juan Llibre.
Si, porque existen diferencias entre un declamador y un recitador. Pues el primero dramatiza los versos, y el segundo sencillamente los dice.
También un arte que se convirtió en obsoleto fue el de las vedettes. Sencillamente ya no hay vedettes, como existieron en el pasado Mayra "El Ciclón", Facelly, Daisy "La Tromba del Caribe", Alexandra Johnson, Martha Vargas, María Antonieta Ronzino, Francis Santini, Maggy Molineaux, Angelita Curiel (La Mulatona).
Quedaron de igual modo en el pasado los programas de canciones románticas, donde los locutores recitaban poemas como parte de la motivación que se hacía a los oyentes, como también los de música mexicana (Mexico en las Canciones), los de la Sonora Matancera y los de Daniel Santos.
También los programas políticos humorísticos  (Don Poli con las Cosas al Día), los de curiosidades (Casos y Cosas del Mundo), los programas para complacer peticiones (Pídalo Hoy y Escúchelo Mañana), los noticiarios de radio que competencia en audiencia (Radio Mil Informando, Noti Tiempo, Radio Reloj Nacional, que aunque algunos están todavía en el aire, ya no tienen la incidencia ni la audiencia de antes).
Quedó atrás el sintonizar el negociado del tiempo con la hora exacta, al igual que escuchar La Voz de los Estados Unidos de América con sus transmisiones de lanzamientos de cohetes al espacio desde Cabo Cañaveral, en la Florida, con José Pérez del Río.
El autocinema Iris y el Autocinema Naco, donde uno entraba con todo y carro el cine, y a veces no veía la película por estar "chuleando" con una "diabla" en el asiento de atrás. Siempre fui de opinión que eso del autocinema no era más que un convencionalismo para hacer cosas con las novias que no aceptaban que las llevaran a los moteles. En el autocinema era lo mismo, pero con yuca…
Como también desaparecieron los restaurantes con reservados, los de paraguitas en la Feria, donde para entrar había que agacharse y tirarse al suelo.
Es muy bueno regodearse mirando las cosas que han quedado atrapadas en la rueda del tiempo.
Pero, es lo único que está "quedado"?. Deberíamos mirar en nuestro entorno para ver que en nuestro medio también hay telaraña y se siente un tufillo a moho. En la crónica de arte se advierten muchas cosas también obsoletas.
Deberían entender que no todo es  Fefita la Grande, Tulile o Tito Swing, que es necesario ponerse en capacidad de apreciar nuevas corrientes, tendencias, estilos interpretativos, artistas y figuras de este tiempo.
Un ejemplo ilustra la situación. En uno de los conciertos de Aventura en el Madison Square Garden en Nueva York  tuvieron como invitado a Akon.
Dos de los cronistas de arte dominicanos invitados a la presentación no sabían quien era Akon y hasta cuestionaban que Aventura lo subiera al escenario a cantar con ellos.
Ni siquiera reparaban en el hecho de que la muchachada presente deliraba con la presencia de Akon.
Pero, decía Yaqui Núñez que "la ignorancia es atrevida".
Fefinitivamente, la "crónica está crónica por lo anacrónica".
Lo peor de todo es que si miramos hacia el lado donde están los neo cronistas de arte que pueden marcar la diferencia con los "desfasados" nos damos cuenta de que tampoco hay mucho que buscar.
Muchos de la denominada "nueva generación" de cronistas de arte no pasan de ser muchachos que van a la radio y a la televisión a repetir noticias copiadas de páginas de internet y no son capaces de analizar un hecho noticioso.
Practican el "copy-paste" en su máxima expresión, lo cual hasta se les perdonaría siempre y cuando lo compensaran generando informaciones propias.
Pero qué va...El facilismo los corrompe y no los deja hacer nombre porque carecen de identidad propia.
Son los cronistas "del montón", que asumen una actitud resabiosa frente a la gente establecida, como si estos fueran los culpables de su propia desgracia.