Joseph Cáceres

El show de los aviones, ¡Por fin algo gratis!

Por Orlando Holguín

F-15

El fin de semana, pero sobre todo el domingo, Gascue se convirtió en un infierno. No se podía conducir, no era fácil salir de los parqueos de casas y edificios. Los vehículos violaban las reglas, muchos en vía contraria querían llegar al malecón.

Había vehículos parqueados hasta llegar a la Avenida Bolívar. Era una hecatombe. Un mar de gente parecía que quería unirse con el azul e imponente Mar Caribe. Es entendible. Imagínense ustedes, si los gringos, que tienen el F14, el F15 , el F16, el F18 y todas las F’s, y ni hablar del B2, una vaina que es una ofensa a la humanidad, pues hace algunos años costaba fabricarlo 2,300 milloncitos de dólares la unidad, así como usted lo oye, es decir que cinco avioncitos de esos, unos que parecen unos murciélagos y que no hay quien diablo los detecte, podrían representar más que el prespuesto de esta república bananera, repito, si los gringos se dan sus shows aéreos, aun esos aviones a veces retumben en las alturas, mientras cuidan el cielo áreo de los norteamericanos, ¿qué nos queda a los dominicanos, que estamos acostumbrados a los P-51?

Según algunos “expertos”, el avión que mas sensación causó, cuando sorpresivamente retumbó en el ensayo del viernes (provocó que algunos pensaran que era un temblor de tierra, incluso en algunos colegios los niños hasta se asustaron al ver moverse los pupitres), es un F15, que ya es chatarra, pues tiene varias décadas de uso. Es decir, que si traen cinco o seis pájaros de esos, u otros más modernos, la gente sólo hubiese dicho, como decía el mejor narrador que ha tenido el baloncesto dominicano, nuestro amigo Frank Kranwinkel: ¡Oigan la bulla, amigos!

¿Dónde estuvo el rotundo éxito del espectáculo? Sencillamente en que era gratis. Si señor, gratis, en un país donde ya hasta el aire que respiramos casi nos lo quieren cobrar. De ahí que todo el mundo se motivara para ver el show.

 A Los que ya no nos gusta bajar para el malecón, tuvimos unas tardes de azotea maravillosas.

B-2

Pero como siempre, hay que buscarle un poco de humor al asunto aquí vamos:

Faltó poco para que el show no se realizara, pues el viernes subieron los combustibles y los pilotos del supuesto F15 dijeron:  “Eso estando muy caro. Gasolina dominicana siendo la más cara del mundo. “Si sube, sube y si baja, sube también”.

Un tipo dijo que el espectáculo era gratis, porque sólo podíamos ver los aviones en el aire, pero que si hubiese habido que tocarlos, entonces nos habrían cobrado.

Una mujer dijo: Ese piloto no está alimentado con plátanos, pues de ser así saliera de ahí “mariaíto” de dar tantas vueltas.

Por suerte el espectáculo era patrocinado por la Cervercería, pues de no haber sido así, habríamos tenido que aguantar que a uno de los aviones se le pusiera en la cola un letrero que dijera: “E’ pa’ lante que vamos”.

Un rosca izquierda dizque dijo: “Tanta vaina, y los aviones esos están dañados, mira como están botando humo”.

De milagro, cuando uno de los aviones dibujó la carita, no se armó un lío, ya que algún creyente, de esos que viven diciendo que el mundo se va a acabar, al verla en las alturas, podría  salir corriendo con las manos en la cabeza, gritando: “¡Arrepiéntanse, es el fin del mundo, Dios habló, está enviando señales!

Señores, definitivamente, necesitamos diversión, necesitamos un alivio, que no todo sea política. Diablos, por lo menos traigan carritos chocones de esos que rechazan los países donde la gente tiene cómo divertirse. Muchos añoran el Coney Island, el Quisqueya Park y a Divertilandia.