Consejos financieros

Cómo salir librado de las deudas

Si eres de los que odia que lleguen las quincenas, porque debes tres veces tu sueldo, este artículo es para ti. Una guía que pretende ayudarte a manejar tus ingresos sin morir en el intento.

Para no colapsar y enredarse en una telaraña de deudas hay que tener claro cuatro puntos, explica Ligia Coradín Santos, analista financiera, “ingresos, gastos,  mimos y ahorros”.

El primero lo define como “nuestras entradas fijas”, mientras que los gastos son los compromisos que no podemos eludir. Los mimos corresponden a aquellas cosas que nos obsequiamos y los ansiados ahorros son descritos por Coradín como “la forma de poner el dinero a trabajar”.

Estos cuatros puntos forman parte de lo que se llama presupuesto, señala la experta, y este es el plan de “las prioridades para nuestro dinero”.

Quizás, si muchos hubiesen tenido claro estos conceptos hoy no se encontrarían sumergidos en los intrínsecos caminos del mundo de las deudas. Ya están ahí, lo que hay que hacer es saldarlas. ¿Pero cómo?

La analista financiera reconoce que no es una tarea cómoda: “Endeudarse es fácil, lo difícil es pagarla”.  Y por eso recomienda desarrollar un plan de control de gastos y sobre todo “eliminar la posibilidad de pedir prestado”. Esto solo conlleva a agregar más eslabones a una cadena de conflictos.

Otra forma de apalear los compromisos monetarios es buscar alternativas de ingresos, además de los fijos. Coradín Santos sugiere una medida, tal vez drástica para algunos, que es sacrificar gustos y mimos para saldar a los acreedores.

De igual manera, dice, “se debe pagar la cantidad mínima requerida mensualmente sobre cada deuda, al mismo tiempo, empezando con el más alto interés y el balance más pequeño, pague una cantidad extra cada mes –lo más que pueda cubrir– además del pago requerido”. Finalizada la responsabilidad mayor, lo prudente, observa la experta,  es agregar ese dinero a la cuenta más pequeña y así sucesivamente.

Pero lo más importante, tan sencillo como que dos por dos son cuatro, es que las deudas nunca excedan los ingresos.

En busca de la victoria. Sumergido ya en un plan de austeridad, hay que ceñirse estrictamente a este programa para salir victorioso, y una forma de hacerlo es trazar una meta:

“Nunca olvides para qué trabajas”, apunta Coradín. Y tener claro, la importancia del ahorro. Asumirlo como un gasto. 

“Todo es cuestión de planificarse”. Sugiere elaborar listas de compras a la hora de ir  a tiendas departamentales o al supermercado y nunca violar lo hay en ella escrito. Dentro de este período es recomendable restringirse de los sitios lujosos y manejarse solamente con dinero en efectivo. Evitar las tarjetas de crédito, porque “esto es una forma de pago, no un financiamiento”.  Y planificarlo todo: comida, alimentación, vestuario, educación, diversión, todo.

El éxito de este plan está en la rigurosidad con que se cumpla y sobre todo que se respete. “No sirve de nada trazar numeritos cada mes o cada quincena, que al final no vamos a cumplir”, dice la analista financiera Ligia Coradín. La honestidad y el respeto es lo único que nos llevará a decirles adiós a las deudas. Luego solo hay que actuar sobre el principio del ahorro. Que puede convertirse en nuestro propio banco. 

Tres puntos a tomar en cuenta en un plan de austeridad

Ingresos

Punto muy relevante

Dinero que recibes de manera fija. Es el capital con que cuentas,  por lo tanto las deudas deben realizarse en una proporción mucho menor a los ingresos. “No conveniene contraer compromisos por un dinero que recibirás posiblemente”, explica Coradín Santos. Todo tiene que estar basado en los ingresos.

Necesidades

Cosas ineludibles

Hay una línea muy grande entre las necesidades y los antojos. Las primeras son ineludibles, vitales para el funcionamiento del individuo en vida.

Aquí entran la comida, la educación, el transporte, el pago de los servicios básicos como luz y teléfono, las medicinas y la vestimenta.

Mimos

Dulce veneno

Sí, esos obsequios que nos damos para consentirnos, pero que muchas veces nos pueden meter en problemas financieros. Lo correcto, de acuerdo con Ligia, “es establecerlos por una meta que hayamos logrado” y verificar qué tan “necesarios” son. Estos no deben ser muy costosos. (Rocío Araújo)