Joseph Cáceres

La queja amarga de Michael Miguel

Por Judith Estephen

MICHAEL MIGUEL

Nueva York.-Todo gran evento,como la celebración de el 10mo, aniversario de Alex Sentation, deja sus chismes, dimes  y diretes.

 Michael Miguel alegó en su programa Super Exitos, que tanto él como la también presentadora Carolyn Aquino, fueron ignorados y maltratados por el empresario Felix Cabrera y el DJ Alex Sensation.

Segun describe Michael, no se les permitió la entrada al Madison Square Garden por el area de ingreso de los artistas.

El presentador alega que tuvo que entrar por la puerta donde ingresa el público, como un "rastrero cualquiera".

Agrega que fueron ignorados completamente por Alex Sensation y Felix Cabrera.

Hay varios puntos que no entiendo en esta historia.

Si Michael Miguel y Carolyn Aquino eran invitados a ese evento, cómo es que ni hubo contrato, porque al parecer fue algo de boca, como decimos ordinariamente.

Otra cosa, cómo es que si ellos aparecían en las promociones del espectáculo, no se les proporcionó ningun tipo de acomodación a su llegada a la ciudad de Nueva York?.

Aunque creo que fue un descuido de quien organizó el evento, habría que examinar algunos factores que dieron pie a este mal momento que vivieron los presentadores de Super Exitos.

La seguridad del Madison Square Garden, como la de Prudential Center en New Jersey es muy estricta, ni conoce nombre ni conoce rostros, ellos simplemente cumplen con su trabajo, y si no tienes tu cintillo o brazalete que te ideintifique, no te dejan entrar, ni a camerinos ni a áreas para artistas, mucho menos detrás de la tarima.

Aun teniendo el cintillo, no te dejan penetrar a todas las áreas.

Usualmente, esos cintillos o brazaletes se entregan con anterioridad, y hay alguien  encargado de proveerlos  a los invitados y artistas.

Pudo haber una mala distribución de los brazaletes, o simplemente no hubo el interes de que Michael y Caloryn subieran a la tarima del Madison.

Esa es la diferencia de nosotros y ellos.

Si un empresario monta un evento en el Estadio Olimpico o en el Palacio de los deportes,la seguridad la contrata y la provee el organizador de dicho espectáculo, y entonces tú ves el VIP lleno de gente que no pagan porque conocen a alguien adentro.

Sin dejar de mencionar que la tarima se llena de gente, dejando apenas espacio para los artistas.

Entonces ese desorden no es permitido en lugares como el Madison, ahí está el detalle.

Creo que de este incidente hay una lección que aprender.

Los artistas cualquiera que sea su area, deben darse el valor que le corresponde.

Eso de vivir haciendo acuerdos verbales, o por intercambio le resta valor a un artista.

Nadie firma un contrato, nadie exige acomodaciones, pero eso es una mala costumbre generalizada especialmente entre los dominicanos.

CAROLYNE AQUINO

Cuando un artista no se cotiza, eso es lo que pasa.

Alex Macias estaba anunciado pero no asistió. Habría que preguntarle qué pasó.

Michael Miguel debería pensar mejor como verderse, y tener presente que las relaciones comerciales entre artistas deben quedarse en ese plano comercial.

Esa hermandad y expresiones de afecto siempre terminan mal cuando los negocios no salen bien.

En cuanto a Carolyn Aquino, debe valorarse mas, porque eso de estar bailando todos los temas musicales que interpretan en su programa, le resta personalidad.

Que le deje eso a Paola Echavarría y a Sandra Berrocal, que ni son locutoras, ni animadoras, y mucho menos presentadoras.

Deberia  tratar de destacarse como presentadora y no como bailarina.

Ella tiene potential para escalar, pero debe dejar de ser del grupo de las tres, para ser ella misma.

Una de las cosas que debemos aprender de todo esto, es que cuando salimos del pais al extranjero hay que dejar la mentalidad de como funcionan las cosas en Dominicana, y adaptarnos a que en Los Estados Unidos todo lo que se hace es a base de papel y tinta, no verbal.

Si estas dos figuras hubieran sido contratadas por Felix Cabrera con antelación y no de boca, la historia fuera diferente y hoy Michael Miguel no estaria quejándose amargamente de ese episodio mal vivido en Nueva York.