Cinema Uno
Crítica: Pirates of the Caribbean 4
“Jack Sparrow”... perdón. El capitán, “Jack Sparrow”, es uno de los personajes cinematográficos más memorables de los últimos años. Tan buena fue la interpretación de Johnny Depp que fue reconocida por una nominación al Óscar por su primera aparición en Pirates of the Caribbean: The Curse of the Black Pearl (2003)
Sin embargo, gran parte de lo que hace al carismático pirata funcionar en la pantalla grande es que es un personaje secundario en las historias, el que reacciona a éstas. Es el tipo que siempre tiene el comentario más jocoso y la mueca perfecta para provocar carcajadas en los espectadores, pero en el nuevo filme, On Stranger Tides, se le requiere ser el protagonista, por lo que no puede concentrarse en reaccionar, sino en impulsar la trama.
Esa es tan sólo una de las muchas fallas que se encuentran en la cuarta entrega de esta multimillonaria saga, nacida de una atracción de Disney World, y ahora de vuelta en los cines repitiendo muchos de los errores de sus decepcionantes secuelas y -como verán- cometiendo algunos nuevos yerros en el camino, como por ejemplo haberla filmado en 3D.
Es la segunda película sumamente oscura de Disney -la anterior es Tron: Legacy- que se graba con esta tecnología que ya de por sí hace que las imágenes se vean más oscuras debido a las gafas. Así que hay muchas escenas nocturnas, como el ataque de unas sirenas -la mejor secuencia de todo el filme- que resultan difíciles apreciar lo que ocurre.
El valioso tesoro en esta ocasión lo es la mítica Fuente de la Juventud y, al igual que en las dos cintas anteriores, hay muchas personas que lo quieren: los españoles, los ingleses y el pirata “Barbanegra” y su hija, “Angélica”, interpretados por los excelente actores Ian McShane y Penélope Cruz. Junto a Depp, el trío hace lo mejor que puede con un guión carente de moméntum narrativo.
Y hablando de falta de moméntum -lo que equivale a una monótona aburrición-, posiblemente la gran diferencia entre ésta y ambas predecesoras lo es la ausencia del director Gore Verbinski, quien ciertamente pecó de saturar su trilogía con más trama de la que podían aguantar, pero al menos nos daba una secuencias de acción impresionantes. Su sustituto, Rob Marshall, es muy aclamado en Broadway y en el cine por su musical Chicago, pero es un principiante en el género de la aventura, y se nota. El cineasta no consigue aumentar los latidos del corazón por más intrépido que sea “Jack”.
Lo cierto es que esta es una película a prueba de críticas, como la gran mayoría de los estrenos de verano. El verdadero futuro de esta franquicia recaerá en su éxito en taquilla y obviamente el costo adicional de los boletos en 3D será para su beneficio. Pero es evidente que en comparación con la producción original, las subsiguientes entregas se han estado quedando sin gasolina, o mejor dicho, sin viento.(PH)
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