Joseph Cáceres

Echenme a mí la culpa de lo que pasa...

Cuando el inestimable maestro del periodismo Radhamés Gómez Pepín tomó la decisión de prohibir los comentarios de los lectores de la edición digital del periódico El Nacional, hubo gente que protestó en forma airdada y se manifiestó muy enojada, porque de repente se vieron impedidos de usar uno de los principales diarios del país para difundir infundios, calumnias, insultos y difamaciones.

No es posible que en aras de la libertad de expresión se permitan el uso de una prerrogativa ciudada de una manera tan burda e infame, como es la de escudarse en el anonimato para herir honras y reputaciones . No es posible que la gente con criterio, que maneja medios de comunicación, permita ese abuso, que no solo afecta páginas cibernéticas, sino también los denominados "interactivos", que llaman a los programas de radio para ofender y difamar.

El autor de esta página ha sido muy condescendiente con los lectores que opinan en la misma, y por ello hasta desarrolló una campaña de motivación a los comentarios, sin importarle que fueran anónimos.

Pero hay gente que definitivamente se pasa de la raya.

Gente que no sabe discutir ni entrar en un plano de contradición sin ofender o insultar al otro.

Hay quienes se quieren justificar alegando que esto es internet, que no es un periódico ni un medio tradicional de comunicación, olvidando el hecho de que si es pasible de persecución judicial, cuando se hace daño o comete un delito con el mismo.

Cuando Felix Cabrera demandó a la emisora "La Z" por 50 millones de dólares en Estados Unidos, lo hizo amparándose en la emisión de su programación por la internet.

La Z Radio como tal no se escucha en el aire en Estados Unidos, pero si se sintoniza por Internet, y la recopilaciín de ese material fue lo que permitió a los abogados de Cabrera accionar contra Bienvenido Rodríguez y La Z en territorio norteamericano, que no es lo mismo que decir el dominicano.

Llegado a este punto quiero dejar establecido que todo aquel que se manifieste inconforme porque no aparecen sus comentarios, sobre todo los anónimos, puede echarle la culpa y la responsabilidad a quien esto escribe.

Fui comisionada para moderar los comentarios de esta página, de la cual a veces tengo que tomar el mando, debido a compromisos de su creador y director.

Aunque a ciertos amigos esto le provoque urticaria, de manera inflexible, y si quieren, hasta odiosa, continuaré censurando y expulsando de esta página los comentarios que rompan con las reglas por las cuales nos regimos, sin que ello signifique que vayamos a convertirnos en un coto cerrado.

Después de todo, lo verdaderamente esencial es nuestro contenido, y a ello apostamos.

Ahí, en eso, si que no podemos perdernos...