Joseph Cáceres

El tollo de La Toya

LA TOYA

Ay la Toya, la inefable Toya, que bien recordamos desde la vez en que Luis Medrano la trajo al país para presentarla en un hotel de Puerto Plata, en una tarima al aire libre, y que un fuerte aguacero obligó a que el espectáculo se diera dentro del hotel.

La Toya, a diferencia de Janet Jacson, es la hermana del fenecido Michael de menos talento, la más "bultera", y la que más ha procurado sacarle ventaja a la sombra del difunto en vida y luego de muerto.

Es la única de los Jackson que vino al país a actuar, porque su hermano Michael, cuando vino fue a casarse al vapor con la Presley.

La Toya como artista es "un tollo", pero fría, ventajista y calculadora como ella sola.

MICHAEL Y LA TOYA

Las revelaciones que hacen la retratan de cuerpo entero, pues son de las cosas que si un periodista amarillista dice  es una ofensa, y hasta lo demandan.

Pero nadie ahora más amarillista que ella misma al hacer esa revelaciones interesadas, ahora que su marido está muerto y no puede defenderse.

Pero aún siendo cierto, debería darle verguenza a la Toya hacer esas revelaciones, tan íntimas, tan degradantes, que aún siendo cierto lo que dice, no la excluyen de responsabilidad de sus actos, pues no era una niña, sino una mujer adulta.

Pero claro, ella tiene que sacarle provecho a eso que dice, pues se trata de un libro el cual busca vender a como dé lugar, sin escrúpulo alguno.

El precio del libro, o lo que le pagaron por la entrevista, es el valor que tiene su dignidad y su honra.

En cuanto a Mike Tyson, su historial delictivo con las mujeres  no dejan lugar a dudas de lo que es capaz de hacer para satisfacer sus apetencias animales.

Violador, extorsionista, cuerero, abusador.

MIKE

Al llegar a este punto siempre recordaremos y repetiremos lo que le hizo Mike Tyson a Juan Luis Guerra, cuando coincidieron en un viaje de avión en una cabina de primera clase.

Su atrevimiento de enviarle papelitos a Nora, la esposa de Juan Luis, además de miradas y señas irrespetuosas, amparándole en su condición de mole humana, su destreza y poder ofensivo como boxeador, condiciones estas que llevan a cualquiera una actitud de disuación, y la onerosa y vergonzosa indiferencia (le dicen prudencia) que impone el temor y la cobardía.

Pero cobarde no es el que asume una actitud de indiferencia e ignorancia, sino el policía, guardia, karateca, luchador y boxeador, que se vale de su capacidad ofensiva para  desafiar, maltratar y faltarle el respeto a los demás, porque tiene el poder de "explotar" a cualquiera que se resista o le salga al frente.